utilitario

coche averiado
Mi coche teñido de mar enojado
vibra y me llora agudo
por su correa gastada,
soportando la tragedia
de ser anciano a los diez años,

Cuando era joven,
cuando los dos éramos jóvenes,
galopaba como un veloz ataúd
con capacidad para cinco muertos.
Ahora sabe,
los dos sabemos,
que no tiene ningún sentido
llegar antes.
Que tenemos los neumáticos comidos
y en el corazón una resaca vieja.
Y que a pesar de lo que imaginábamos,
hemos utilizado más el freno
que el acelerador.

Autor: Tomeu Ripoll Moya

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