Entre todos los recuerdos
sólo uno es cierto.
Tuviste una hija
que falleció en invierno
sin cumplir los quince años.
La Muerte devolvió
su cuerpo el lunes
aunque tal vez
la secuestro el jueves
y los médicos con esa prórroga
facilitaban te hicieras a la idea.
Murió
-como morimos todos-
sola,
acompañada por los vivos
que ahora lloran en silencio
mientras los meses
se suceden indiferenciados,
como idénticas gotas de lluvia
que rocían los cristales
de ventanas mal cerradas
por donde camina en formación
una ristra de muertos que respiran.
Autor: Javier Solé
Fotografía de Richard Sammour
Del libro de poemas “La casa del silencio” (ISBN 978-84-9095-522-2)
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