“Per si t’acostes a llegir-los, deixo
de nit el llibre obert damunt la taula”
(Joan Margarit, fragmento del poema “final del dia”)
Recuerdo a mi tío Pablo
caminando a trompicones
entre la tumba de mi tía Montse
una mañana de diciembre
en el cementerio de Polloe
agarrado a mi brazo
con tanta rabia
con tanta fuerza
con tanta pena,
sin yo saber
-no lo supe hasta mucho más tarde-
el dolor que él sentía
-que padecería yo después-
que sufro ahora cada día
al coleccionar muertos cercanos.
En los meses sucesivos
mis primos me explicaron
que su padre deambulaba
cada mañana entre los nichos
-incluso algunos días iba con su nieto-,
conversaba cinco minutos con la muerta
hasta que poco tiempo después
enfermó adrede y murió pronto
pues temía que los huesos doloridos
le impidieran las visitas.
No acudo cada día
al camposanto
pero cuando lo hago
le leo a mi hija
los últimos poemas que escribo
y de propina dos de un poeta famoso.
Le gustan más los de su padre,
lo sé por la mirada con que me mira
cuando termino de recitarlos.
Autor: Javier Solé
Del libro de poemas “La casa del silencio” (ISBN 978-84-9095-522-2)
You must be logged in to post a comment.