Descalza y arrinconada contra la pared, una aterrorizada madre intenta proteger la vida de su hijo, y le tapa la boca para que su llanto no les traicione.
Confusión, pánico y gritos de angustia por todas partes. Los inhumanos soldados cumplen con frialdad las crueles órdenes de Herodes: que los niños de Belén y de todo su territorio, de dos años abajo, sean asesinados.
Otra mujer baja desesperada las escaleras llevando a dos niños en sus brazos, perseguida por uno de los verdugos, que pasa ya por encima de un cuerpo inerte, tendido en el suelo. Han sido cogidas por sorpresa. Imploran clemencia, huyen arrastrando a sus pequeños, se esconden, interponen su cuerpo en un intento vano por salvarles la vida…
Estructurado en dos partes, una luminosa donde domina la violencia y otra más oscura donde el protagonismo es del miedo. Sin la una carecía de sentido el otro.
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