evoco a mis antepasados
maestros en el arte de la tanatopraxia;
a mis ancestros, que despellejaban cabras,
borregos, y, de vez en cuando, un buey;
que desollaban conejos y liebres,
socarraban cerdos, y, casi siempre,
en agua hirviendo, gallinas moribundas
eran desplumadas. añoro,
todo un sinfín de habilidades
que me impresionaban de niño,
hoy, que no soporto la belleza
de los telediarios.
Autor: Gsús Bonilla
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