El Retrato de Dora Maar fue pintado por Pablo Picasso en 1937, un año después de conocerse en París y comenzar una relación que duraría casi nueve años. La pareja se había conocido brevemente en el plató de la película francesa El crimen de Monsieur Lange a finales de 1935. Más tarde, en 1936, en la brasserie Les Deux Magots, Dora Maar y Picasso fueron presentados por un amigo en común, Paul Eluard. La pareja pronto comenzó a vivir juntos.
Dora Maar está de frente y de perfil. Su pelo tiene varios colores, verde, azul, amarillo, rojo y negro, su cara también. Tiene ojos raros, un ojo verde y rojo que está de frente, y otro que es verde y amarillo y está de perfil. Su nariz es un poco larga, y también está de frente y de perfil, su boca es roja y pequeña. Dora está sentada en un sillón rojo y amarillo.
Se la retrata como una mujer elegante, con finas joyas y ropa. El retrato muestra sus largas uñas rojas, una chaqueta art deco con un motivo floral y su oreja derecha como una abeja. Su postura indica que está relajada, ya que se sienta con una mano levantada contra su mejilla. Esta pose también se puede ver en otros retratos que Picasso hizo de Dora. Los barrotes de la silla, que parecen barrotes de celda de prisión, han sido interpretados como símbolos del encierro del sujeto, símbolo del desequilibrio psicológico percibido del sujeto. Se trata de una pintura híbrida, entre el cubismo y el surrealismo
“Dora Maar au Chat” fue pintado en 1941 y representa a Dora Maar, la amante del artista, sentada en una silla con un pequeño gato posado sobre sus hombros.
En esta pintura, Picasso pretende representar no solo la belleza de Dora, sino también su temperamento. Una vez la describió como un “gato afgano” en referencia a su personalidad. La presencia del gato en su hombro ofrece un significado especial, ya que refleja la combinación tradicional de gatos y mujeres en el arte que se usaba para sugerir la astucia femenina y la agresión sexual. Este tema es particularmente notable en la forma en que el artista representó las uñas largas y cuidadas de Maar, que en el retrato de Picasso se han representado como largas garras.
Picasso pintó el retrato de Maar en estilo cubista. Usó planos facetados y bloques de color para esculpir su cuerpo. Los contornos de las formas del cuerpo se acentúan en negro, mientras que el rostro de Maar está esculpido en blanco. La composición es una construcción de formas con planos inclinados verticalmente que contrastan con las líneas del suelo de madera del fondo. El rostro de Maar se presenta desde dos ángulos, la mitad de perfil con el ojo mirando directamente al espectador y la otra mitad de cara completa. Esto posiblemente refleja los escritos de Freud sobre el doble yo que existe en cada persona.
“Dora Maar con uñas verdes” (1936) es un retrato cubista, con varios puntos de vista simultáneos (de frente y de perfil al mismo tiempo), y pese a la “fealdad”, no se pierde la belleza esencial y la elegancia de la fotógrafa. Fue pintado al principio de la relación entre ambos.
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