A Esther
Fue tiempo de duelo y duda.
Pero nada es nimio.
Ni venial la espera.
Festejemos juntos la contingencia:
un suceso fútil
ese sentimiento oculto
el instante perecedero
aquella emoción furtiva.
Celebremos
hoy, aquí, ahora
el milagro inconsistente de la vida:
el adagio de la luna en la lluvia
los ojos del niño frente al mar
el tímido sol del alba
el tacto de la madre que agoniza
nieve sobre los cuerpos de las amantes
Autor: Javier Solé
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