el disco rojo persiguiendo a la alondra (Joan Miro, 1953)

El disco rojo persiguiendo a la alondra es una obra surrealista está llena de elementos figurativos, líricos y emotivos. Se evidencia un lenguaje subjetivo del autor, al reunir lo ocurrente y lo funesto, en formas y figuras sutiles, que se reducen a puntos, líneas y explosiones de colorido indefinidos.

El fondo de la pintura es plano y con un tono neutro. Hay una gama de colores brillantes, pero reducida, en especial el azul, el rojo, el amarillo, el negro y un poco de verde. Con esta combinación, se irradia un ambiente medio opaco, pero sin llegar a una penumbra absoluta. Del mismo modo, se sitúan siluetas amorfas, alternadas con líneas bastante acentuadas, puntos o plumas.

Aunque en el cuadro, el color negro invade un espacio solemne del primer plano, la posible pesadez de este color es compensada por la energía del color fondo y la utilidad de los tonos primarios: amarillo, azul y rojo.

La figura posicionada en la parte izquierda de la obra, nace a través de un trazo y manchas pronunciadas, y trata de representar un objeto real, insinuando una imagen, por medio de las formas inconcretas, dejando no obstante su significado a la imaginación del espectador.

 

En Personaje delante de un paisaje (1963), la figura se define por trazos vigorosos en negro, mientras que el paisaje, conectado con el cosmos, se traduce en el uso del color. Miró persevera en el tema característico de su obra final, el de la figura y el paisaje, que también trasladó a su escultura, concebida en muchas ocasiones para ser situada al aire libre. Una temática que se singulariza por medio de unos personajes surgidos de su desbordante imaginación plástica que se erigen ante el paisaje y se conectan con el universo.

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