la visión tras el sermón (Paul Gauguin, 1888)

La visión tras el sermón, también llamado La lucha de Jacob con el ángel es considerada como una de las primeras obras del estilo simbolista, corriente en la que empieza a trabajar el artista desde su traslado a la Bretaña francesa en 1886. Fue pintado para una iglesia de la zona pero el párroco la rechazó.

En primer plano vemos una serie de mujeres bretonas con sus características cofias (coiffes) sobre sus cabezas, que vuelven del sermón y se sorprenden emocionadas por lo que sucede en la escena del fondo. En ésta aparece Jacob luchando con el ángel escena bíblica del Antiguo Testamento.

Por lo tanto, en esta obra encontramos la representación de dos escenas simultáneas: una del mundo real, las mujeres bretonas y debajo de ellas una vaca saltando demasiado pequeña en relación a las mujeres; y otra del mundo fantástico, la lucha. Entre medias, y para separar ambas situaciones, Gauguin coloca intencionadamente la rama de un árbol, de un manzano. El manzano y la vaca son símbolos de la Bretaña. 

Las mujeres bretonas están representadas con ropajes típicos de la región, de forma realista. Sin embargo, en la zona correspondiente a la visión, encontramos aspectos que nada tienen que ver con la realidad, como puede ser el caso de la hierba, pintada de un color naranja rojizo que favorece el misticismo de la escena.

La visión tras el sermón contiene los elementos esenciales de la poética de Gauguin. El simbolismo y el sentido de esta pintura no tiene una explicación directa y la interpretación queda abierta al observador, como si se tratase de un gran misterio místico.

Se nota la influencia de las estampas japonesas, muy en boga en Europa a fines del siglo XIX, donde se podía ver los dibujos del gran maestro japonés Hokusai. En las estampas japonesas solían representarse luchadores de sumo, pero estos personajes del relato bíblico son transportados por Gauguin al folclore bretón, entonces Jacob y el ángel luchan un arte marcial llamado “Gouran”, tradicional de la provincia de Bretaña. La influencia de la estampa japonesa se evidencia asimismo en la rama del manzano. Este árbol, situado en diagonal separa el grupo de las mujeres, la esfera de la realidad, de aquella que posiblemente pertenezca a la imaginación.

Los colores también han experimentado un cambio importante, son colores puros, sin mezclar, que reafirman el efecto de la planitud. El contorno de las figuras empieza a estar muy delimitado, siguiendo un estilo típico de estos momentos llamado cloisonnisme, inspirado en la realización de plomos y de vitrales, rellenando esos contornos negros o muy oscuros, con colores muy vivos.

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