la pesca del atún en Ayamonte (Sorolla, 1919)

30 Juliol 2013

Sorolla - la pesca del atún en Ayamonte (1919)
“…Ayamonte es exacto de color y construcciones a Tetuán, iguales pisos, sólo faltan los moros. Yo espero que dentro de pocos días tendré el asunto bueno para mi cuadro, porque aquí se pesca el atún en grandes cantidades, además tengo enfrente Portugal, separándoles el río Guadiana que tiene kilómetro y pico de ancho, hermoso, estupendo, y toda la ribera de Ayamonte tiene barcas, vapores, lanchas, etc, infinidad de vapores pequeños y gasolineros transportando continuamente gentes de Portugal a España, y ésto es lo que yo quisiera ver de realizar…”
(J. Sorolla)

¿Qué vemos en “La pesca del atún” que tanto nos fascina? Luz, sobre todo luz. Luz vestida de blanco y azul, como le gusta a Sorolla. Luz que se refleja en las plácidas aguas de la ancha desembocadura del Guadiana, y ciega. Luz que ilumina y descubre la ribera portuguesa en el horizonte. Luz que se estampa en la toldilla quebrantándose en tonalidades amarillas para bañar suavemente toda la escena. Luz de plata en el frío lomo de los pescados, que aviva el rojo de la sangre esparcida por el suelo de la almadraba. Es la luz de la primavera en las costas del sur, frente a África, que despierta ahora este movimiento febril en la población: llegan los grandes atunes y la pesca hoy ha sido abundante. En el centro, tres hombres arrastran un ejemplar gigante, para colocarlo ordenadamente junto a los otros que reposan alineados. A la izquierda, un grupo de pescadores portugueses ataviados con trajes típicos aguardan tranquilos su turno: el despiece y salazón.

Esta pintura de Sorolla es una genialidad. La escena principal describe el almacenamiento de atunes recién pescados en la almadraba el momento elegido muestra tres hombres en el centro que arrastran un atún gigante para colocarlo ordenadamente junto a otros trece que ya reposan alineados en el suelo; en una plataforma inferior que es el muelle al que accede la barcaza hay nuevos atunes de los que se ocupan un grupo de hombres; amarradas a puerto están varias barcazas más, mientras otra, un vapor y dos veleros circulan por el río.

El río Guadiana en toda la amplitud de su desembocadura se extiende plácidamente, con azul luminoso matizado de blanco brillante en representación de los reflejos plateados del sol sobre la superficie; encima del río, apenas separadas por la delgada línea del horizonte que se extiende transversalmente a lo largo de todo el lienzo y que representa Portugal, aparece el cielo, aquí ampliamente tocado de amarillo como reflejo visual de todo. Hay una explosión de colores: azul blanco, amarillo como estructura principal del toldo pero también el rojo de la sangre de los pescados extendida por el suelo de la almadraba.

“Recuerdo a mi bisabuelo en la forma de la imagen de un niño sentado en su regazo, escuchando historias de marineros y las letras sin música de una folía traída de Lanzarote. Imagino su barco saliendo al alba por la bocana del Guadiana, virando a babor, con la proa enfilada hacia la barra de la Costa de la Luz, buscando un banco plateado sobre el que echar las redes de cerco.

Al final de la primavera, un viento fuerte de poniente acercaba a las costas a los atunes que se dirigían a desovar al Mediterráneo. En septiembre volvían debilitados, empujados por el levante, con la morfología cambiada, sin saber que pesqueros de bajura guiados por marineros de Ayamonte e Isla Cristina saldrían a su encuentro. Cada año se repetía el ritual de los atunes rumbo al estrecho y, con ellos, un trajín de pescadores, rederos, conserveros y comerciantes que vivían en torno a la pesca del atún, desde el Guadiana hasta la punta de Tarifa.

Imagino el barco de mi bisabuelo llegando a puerto, descargando los atunes rojos entre una algarabía de gaviotas y la mirada atenta de niños que aparcaban sus aros y sus canicas para observar el festival de la descarga. Una tarde de 1919, Sorolla esperaba a su barco en el puerto de Ayamonte, para inmortalizarlo en óleo sobre lienzo en medio de atunes desgarrados por las agallas, bajo un cielo anaranjado por un sol que se dejaba caer sobre el castillo de Castro Marim. El pescado llegaría al mercado, a la cocina de alguna taberna de marineros o a la conservera de los Hermanos Concepción. Quizás acabaría impregnado de aceite, quién sabe, empujado al fondo de alguna lata por las manos de mi tatarabuela.

Mientras el cuadro viajaba en alguna bodega hacia la biblioteca de la Sociedad Hispánica de Nueva York, mi bisabuela cruzaba el Guadiana por su desembocadura, como los atunes, para dar a luz a un hijo isleño, que volvería rumbo al oeste, a ver la luz de la vida bajo el faro de Vila Real do Santo Antonio. Su juventud está ligada a la pesca del atún, como la vida de su padre, del que se decía que era el mejor conocedor de aquellos fondos marinos, y la de su hermano, que cosía las redes rotas por los aleteos de los atunes.

Pasé muchas tardes de mi infancia en la mesa camilla de mis abuelos, calentado por un brasero, escuchando historias de pescadores. Escuché que del atún se aprovecha todo: las ventrescas magras de los atunes de verano encebolladas, los lomos prietos de los atunes de primavera transformados en tacos de mojama en salazón, la piel y las espinas convertidas en harinas de pescado.”

http://sergioimpresiones.blogspot.com.es/2007/03/la-pesca-del-atn.html


El pastís

30 Juliol 2013

 El Pastís?

No l’he vist.

I era de nata?

A mi nomès m’agraden els de xocolata.

Autor: Natxo, 10 anys

Ilustración: Zinaida Serebriakova, “Mujer” (1927)


Diario de un seductor

27 Juliol 2013

No es tu sexo lo que en tu sexo busco
sino ensuciar tu alma:
desflorar
con todo el barro de la vida
lo que aún no ha vivido.

Autor: Leopoldo María Panero

Ilustración de Luis Royo


andando hacia ninguna parte

25 Juliol 2013

Munch - Melancolia (1894)

Y bajo a la playa
donde ahora
no hay nadie.
Y las olas
cansadas
se dan un respiro
de tanto espectáculo.
Y resuenan
los ecos y gritos
de todo el día
entre la arena pisoteada.
Y me descalzo
y camino por la orilla
viendo las primeras luces
de la ciudad oscura.
Y pienso en el tiempo
y en el viento
y en las nubes
y en las estrellas.
Y en esa rubia
que pasea el perro
por el paseo marítimo.
Y miro dentro de mí
buscando una ilusión.
Y no encuentro nada.
Y sigo andando
hacia ninguna parte
mientras el mar
me contempla preocupado.

Autor: Toro Salvaje

Ilustración: Munch, “melancolía (1894)

Fuente original: http://torosalvaje.blogspot.com.es/2013/04/andando-hacia-ninguna-parte.html

En “Melancolía” (1894) Munch pintó una situación vivida en el verano de 1891 en el fiordo noruego de Asgárdstrand, lugar donde él solía pasar los veranos y a donde también llegarían ese verano sus amigos Oda Krogh, Jappe Nilssen y Hans Jaeger, todos ellos pertenecientes al movimiento Kristiania Bohemen, un movimiento formado por un grupo de bohemios intelectuales y artistas de Christiania, la antigua capital de Noruega, y que preconizaban, entre otras cosas, la exaltación del amor libre.

Oda Krogh era una pintora noruega, divorciada de su anterior marido y casada con el también pintor y escritor Christian Krohg del que había sido alumna. Oda estaba considerada como una figura dentro del movimiento en el que llegó a recibir el apelativo de “La Princesa Bohemia”. Jappe Nilssen era un escritor y crítico de arte, muy unido a Munch y hombre enamorado profundamente de Oda Krogh que lo había convertido en su amante a ratos. Hans Jaegger era otro escritor noruego, conocido activista político de ideas anarquistas y miembro fundador del Kristiania Bohemen y con el que también había mantenido o mantenía relaciones sentimentales Oda Krogh.

Según parece Oda Krogh era una mujer muy demandada que mantenía diferentes e intermitentes amoríos con varios hombres al mismo tiempo. Munch supo durante su estancia en el fiordo de la angustia que su buen amigo padecía con motivo de estos desvaríos amorosos no correspondidos.

Munch pintó a Jappe Nilssen en una esquina del cuadro, sentado en la playa de Asgárdstrand y con una expresión melancólica mientras, al fondo, se puede divisar a una figura vestida de blanco, seguramente Oda, que se dirige hacia una barca amarilla acompañada de otros dos seres, tal vez su marido Christian Krohg y Hans Jaegger, alguno de los cuales, tal vez, se la llevará en la barca para ir a hacer el amor en alguna isla cercana del fiordo.

La estructura del cuadro, situando en primer plano a su amigo Jappe y al fondo, casi imperceptibles, a las otras tres figuras, tiene una intencionalidad evidente: el conflicto sentimental devora al hombre.

Estamos, en realidad, a un paso para que el conflicto existencial se desborde.

Fuente original:

http://desdeelotroladodelcuadro.blogspot.com.es/2012/01/melankoli-edvard-munch.html


Himno a Satán

23 Juliol 2013

«Ten piedad de mi larga miseria»

     Tú que eres tan sólo
una herida en la pared
y un rasguño en la frente
que induce suavemente a la muerte:
tú ayudas a los débiles
mejor que los cristianos
tú vienes de las estrellas
y odias esta tierra
donde moribundos descalzos
se dan la mano día tras día
buscando entre la mierda
la razón de su vida;
yo que nací del excremento
te amo
y amo posar sobre tus manos delicadas mis heces.
Tu símbolo es el ciervo
y el mío la luna:
que caiga la lluvia sobre
nuestras faces
uniéndonos en un abrazo
silencioso y cruel en que
como el suicidio, sueño
sin ángeles ni mujeres
desnudo de todo
salvo de tu nombre
de tus besos en mi ano
y tus caricias en mi cabeza calva
rociaremos con vino, orina y sangre
las iglesias
regalo de los magos
y debajo del crucifijo
aullaremos.

Autor: Leopoldo María Panero

Ilustración de Luis Royo


Baila, la niña, baila

22 Juliol 2013

helen kukanova

Baila, la niña, baila
Sobre el tablao,
Y en su traje de cola,
Cantan los pájaros.
Baila, la niña, baila,
Y la guitarra
Lanza lamentos hondos
Desde su alma.
Baila, la niña, baila,
Y su taconeo,
Levanta desde la tierra
Flores al cielo.
Baila, la niña, baila,
Sus ojos negros,
Y una rosa amarilla
Luce en su pelo.
Baila, la niña, baila,
Su cara triste,
Su corazón partido
¡Para!, le dice.
Y dos lágrimas rojas
Caen por su cara,
Que ha perdido a su amor,
Y ella bailaba.

 Autor: Chojesús

Fuente original: http://chojesus.wordpress.com/2013/07/18/baila-la-nina-baila/

Ilustración de Helen Kukanova


Para amar a la mujer del milenio

20 Juliol 2013

mujer bailando con la luna
Olvida lo aprendido.
Derriba todos los muros.

Quítate la piel y los miedos
permanece sereno a su lado
el tiempo que duren los latidos.

Recréate en su sonrisa,
emociónate con sus actos
como ella se emociona
con tus contradicciones,
tus travesuras,
tus temores.

Aligera el alma
del asfixiante peso
que no elegiste,
ese que tu género
impone a diario.

Besa con ardor sus penas,
ama sus arrebatos,
siente
suspira
sonríe
con los cinco sentidos.

Dale alas al entusiasmo
mira más allá de lo que ven tus ojos
y permite después que se aleje.

La mujer del milenio
sabe volar sola
y no será tu madre
ni tu esclava.

Respeta sus silencios
tanto como sus palabras
y no intentes protegerle si no te lo pide,
pero hazle saber que te importa.

Pues no se conforma con menos.

Autor: Beatrice Borgia

Fuente original:

PARA AMAR A LA MUJER DEL MILENIO


No soy una mujer sensible

18 Juliol 2013

andrea kowch - 01
Tengo que ser invisible,
en la tierra de los alambres.
Desataré los cascabeles
de mi cabello,
las ondas de mi cuerpo.
Segaré todo aquello
que me destruye,
dormiré en el campo blando,
esperando la lluvia
que nunca llega.

(Leticia Vera :http://basurerodetinta.blogspot.com.es/)

andrea kowch - dream chaser

No soy una mujer sensible,
de aquellas que conversan en voz baja,
mientras se masturban el alma.

No sé hacer
mermelada de manzana,
ni mentir con caída de párpados,
ni sé envolver con celofán azul
de palabras
a aquél hombre,
para regalármelo,
y dormir en su espalda.

No soy una mujer tranquila,
que mastica mantequilla,
con la lentitud de una larva.

Tampoco soy una mujer dulce,
que con la miel de su voz,
a su víctima atrapa.

Soy
un lago de escombros,
que escombros deja,
allá por donde pasa.

Soy
una ciudad bombardeada.

Autor: Leticia Vera

Fuente original:
http://emmagunst.blogspot.com.ar/2011/10/leticia-vera-sin-titulo.html

Ilustraciones de Andrea Kowch


Hay ventanas que pueden habitarse…

17 Juliol 2013

Hay ventanas que pueden habitarse
como se habita una ciudad, durante años.
Hay escenas que encienden una vida
y vidas
que encienden una muerte mientras duran.

Tan sólo fue un instante.
Después
aquella imagen fue quedándose atrás
y tuve la certeza
de que ella misma había consentido en su muerte.

El sacrificio es siempre una forma de venganza.
En la noche anterior
él le había prometido llevarla a ver el mar.

La ventanilla de un tren
puede llegar a contener el mundo en un instante.

Después de golpearla
ella cayó de rodillas ante él,
mientras él la miraba
y su mano homicida se abría sin querer
y la piedra sangraba,
se dejaba caer,
se despeñaba talud abajo.

Me pregunto cómo se conocieron.
En dónde enamoraron.
Si ella sabía coser.
Si habría criaturas esperándola.

No pude decir nada.
Asistir al fragmento de la vida de otros.
Sentir la medianía de un cuerpo malogrado.
Ver cómo me alejaba
y mi ojos sin tiempo
querían estirarse, detenerse,
comprender.

El tren seguía su curso.

(Un hombre solo que planea una muerte en campo abierto.
Alguien que casualmente miraba en ese instante por la ventanilla de un tren
y lo contempla. Eso es todo.)

Autor: Rosana Acquaroni

Ilustración de Anke Merzbach.


¿Entonces por qué?

15 Juliol 2013

marius markowski - 19
No es por aquel sueño
de dar la vuelta al mundo
en un buque mercante holandés.

Tampoco por la noche interminable
en la que tus pies descalzos
inventaron el amor
bailando en la mesa de la fonda.

No es por tu risa,
desnuda en la playa
ni por el primer beso
entre prisas y eucaliptos.
Ni por la carta que escribiste
en quién sabe qué café.

No es por tu lágrima
cada vez que escuchabas
la canción del soldado en la frontera.
Ni por la despedida
que nubló para siempre tu mirada.

Es por ese pequeño temblor
que dibujaba en tu boca la sonrisa.

Por eso es difícil olvidarte.

Autor: Gabriel A. Jacovkis Polak

Ilustración de Marius Markowski