habitación de su casa (Vilhelm Hammershoi, 1901)

30 Setembre 2018


Se puede pintar el silencio, la soledad, la ausencia, Vilhelm Hammershøi (1864-1916), pintor danés, uno de los más importantes en la historia del país y también uno de los pintores más notables y misteriosos en Europa entre los siglos XIX y XX, lo hizo. Él pintó el silencio, la soledad y la ausencia.

La obra de Hammershøi se circunscribe a unos pocos motivos pictóricos: los interiores urbanos de las estancias donde vivió; una mujer solitaria, normalmente de espaldas, en un espacio doméstico; los retratos de familiares y amigos, algunos edificios monumentales de Copenhague y Londres, y los paisajes de la isla danesa de Selandia. Estos motivos insistentes crean una atmósfera misteriosa, en la que no hay acción aparente, y esta inmovilidad es una de las claves de su fascinación.

La escala de colores de Hammershøi está dominada por los tonos grises, ocres y marrones desaturados que en su paleta adquieren una extraña profundidad. Es uno de los pintores que ha sabido expresar mejor el tiempo de la soledad y la corporeidad de la luz.

Que no nos engañe la aparente simplicidad de su obra porque en la elección de estos temas sencillos radica una filosofía de vida, que no aspiró nunca a la estridencia ni a la belleza, pero sí a hacer trascendente lo cotidiano. Se podría decir, que sus cuadros están pintados para captar lo intangible: el silencio y el tiempo en complicidad con la luz.

El protagonista aquí, en Habitación de su casa (1901),  es el espacio atemporal y la luz. Ésta es fundamental en la obra de Hammershøi, pero en contraste con los impresionistas y los pintores daneses de principios del siglo XIX, no se trata de una luz que revele, sino más bien, que inquieta. La luz en este cuadro adquiere una tangibilidad casi física, mientras que, en comparación, el suelo parece extrañamente etéreo e insustancial. La luz se representa como un fenómeno científico: ésta es la luz del sol, una luz que, tras atravesar el cosmos, ha llegado al fin a esta casa de Copenhague, donde su viaje concluye abruptamente en el suelo.

La luz del cuadro de Hammershøi, crea la sensación de duda, duda sobre el mundo creado a imagen y semejanza del ser humano, pero también sobre la providencia, sobre la existencia de Dios.

Las escenas que pinta están usualmente habitadas por figuras femeninas solitarias –e incluso cuando pinta parejas o grupos de personas, cada individuo parece perdido, aislado, en su propio mundo–, muchas veces retratadas de espaldas, para las que solía tomar como modelo a su esposa. 

 Pintado en 1899, Ida leyendo una carta, fue una de las primeras obras pintadas por Hammershøi en las habitaciones de su casa en el 30 de Strandgade de Copenhague. También repitió el tema con más color variando en la postura y los objetos en años posteriores. El elemento más definitorio de la composición es la calidad de la luz, que actúa creando un paisaje interior y melancólico de lo cotidiano, sin calor ni alegría. Frío, muy frío, pero evocador y de nuevo atemporal.

En este cuadro es donde mejor se puede apreciar su deuda con los pintores intimistas holandeses del siglo XVII que retrataron el mundo femenino dentro de la casa.

Hammershøi tiene algo de Vermeer y probablemente inspiró a Hopper. Su estilo puede ser catalogado como intimismo minimalista y la quietud de sus cuadros inquieta, como un mar sin olas, donde solo se espera la tormenta. Sus interiores juegan con la luz, el vacío y en sus obras falta siempre algo. Y esta sensación nos lleva a una desesperada espera. La tensión crece y se hace insoportable, pero en la pintura todo queda inmutable.


l’arrel de tota saviesa

29 Setembre 2018


La meva prehistòria,
el que vaig tenir el privilegi de viure,
és com la pauta
en aquest full on ara componc.
Tota la meva joia d’escriure
prové del que em dicta el passat.
No puc redactar sense el marge
que permet de respirar el text,
ni sense l’espai de vers
que em permet d’allargar
el sentit del poema
cap a l’horitzó on es troben
el record i el somni.
Jo, com Carner,
també soc de cor fidel.

Autor: Helena Bonals

Fuente original:

http://encadaversquehasentes.blogspot.com/2018/05/larrel-de-tota-saviesa.html

Fotografía de Anka Zhuravleva


metástasis

28 Setembre 2018

Buena palabra para darle al perro
criminal del vecino, o al temible
jefe que nos amarga con sandeces,
pero qué rara nos resulta pronunciada
por la voz triturada de un amigo
con ojos excavados en un rostro
que no parece el suyo. Desde antiguo
sabe escoger la muerte sus pseudónimos.
Prefiere los eufónicos vocablos
alzados en tacones de prestigio
científico. Enciende un cigarrillo
mi amigo y yo contemplo el grano negro
que en su pulmón emite una sentencia
de muerte que otro grano en su garganta
o en su páncreas repite. Qué hago ahora
con mis ganas de celebrar el mundo.
Tres, cinco meses más, qué harías tú,
pregunta sin mirarme envuelto en humo.
Se vive dentro del visor del arma
arbitraría de un francotirador
apostado en quién sabe qué tejado,
el dedo preparado en el gatillo.
Camino por la calle soleada,
siento en la nuca la mirada torva
del francotirador que me asignaron.
Se vive dentro del visor de un arma
que será disparada por borrarte.
No le ahorres trabajo al asesino.

Autor: Juan Bonilla

Ilustración: Santiago Rusiñol, “Carles Mani i Pere Ferran” (1895)


fotografías tristes

27 Setembre 2018


Hay una madre sin nietos
caminando en febrero y en agosto
por una habitación vacía
buscando recuerdos lejanos
en un espejo que devuelve
una tristeza íntima
larvada durante años.

Las fotografías,
dubitativas,

no saben si esconderse para ayudarla

o

aliviar su pena con una de las sonrisas de antaño.

Autor: Javier Solé

Del libro de poemas “La casa del silencio” (ISBN 978-84-9095-522-2)


la poesia

26 Setembre 2018


És el foc i és la neu, és la tristesa
i és el crit que desperta l’alegria
i ens fa llum les tenebres que habitàvem
com un costum antic d’àngels caiguts.

És el pont i és el riu, és la memòria
que obri escletxes de mel en la ferida
fonda i roent que ens cava precipicis
insalvables al bell mig de les venes.

És la mar i és la senda, és el desig
que crea com cap déu futurs més savis
i funda uns altres mons que es fan possibles
si el cant esquinça vels i fon les ombres.

Autor: Marc Granell

Ilustración: Armand Point, “Légende dorée” (1897)


latidos

25 Setembre 2018


El instintivo perdurar de las estrellas
late en mí,
no la redonda obstinación de los relojes.

Memoria de la piel circundando siglos,
yo soy el tiempo.

Autor: Esther Canovas

Fotografía de Kasia Derwinska


prólogo

24 Setembre 2018


Esta es la gran verdad.
Yo no la sé.
Pero tal vez tú la descubras:

Perdiendo sangre la mitad de mi vida.
La otra mitad buscando amor.

Y algo ha ocurrido que las junta.

Autor: Antonio Praena

Ilustración: Louis Welden Hawkins, “Petite fille et oisillon (1882)


la mirabella (Federico Beltrán Masses, 1915)

23 Setembre 2018


“Sobre un tapiz que cubre un diván aristocrático, reposa, en dulce y sensual éxtasis, una mujer desnuda. Los pies dorados y la seducción de la desnudez son la expresión más encantadora de elegancia y gracia” (Federico Beltrán Masses)

Beltrán Masses nació en Cuba en 1885 de un oficial del ejército español, Luis Beltrán y Fernández Estepona, y Mercedes Misas y Olivos, cuya familia madre había poseído tierra allí durante unos doscientos años. La isla había sido parte del imperio español durante casi cuatro siglos, pero el dominio español ya estaba amenazado por un movimiento de independencia cada vez más popular. Cuba, antigua joya del imperio español de España, se perdió en 1898 tras una invasión estadounidense que transformó su economía de una dependiente de la agricultura al terreno de juego de los ricos, los nuevos y los viejos. En la década de 1920, La Habana, cuya economía había sido impulsada por la prohibición estadounidense y la construcción de hoteles de lujo, era conocida por algunos como la “París del Caribe”.

La obra de Federico Beltran Masses se puede situar entre el Art Decó y el Simbolismo, con algunas raíces costumbristas en sus primeras épocas.  Es en el retrato donde el pintor desarrolla mayormente su obra. Evoca y recrea sus protagonistas buscando la belleza y lo mejor de cada persona. Busca para ellos la fantasía, el recuerdo, la alegoría, lo exótico, sus sueños… refleja el espíritu y la filosofía de vida del retratado. Beltran Masses no busca pintar la realidad.

La Mirabella marca un punto de inflexión en la joven carrera de Beltrán Masses a medida que se aleja de pintar la vida rural de Cataluña para concentrarse en el retrato y los temas de ensueño en los que las mujeres desempeñan un papel central. Mirabella, posiblemente la esposa del artista, representa un homenaje deliberado a Manet cuya Olympia también lleva zapatos y una pulsera única, rompiendo así las convenciones establecidas del desnudo pintado. Beltran Masses fue también un gran admirador de Goya -el gobierno francés lo nombró curador de la exposición centenaria de Goya conmemorando la muerte del artista en Burdeos en 1928- y sin duda estaba familiarizado con la Maja Desnuda, que también muestra a una joven desnuda acostada en un Canapé cubierto de seda.

El Olympia de Manet ni sonríe ni coquetea con el espectador; No hay pretensión de que ella es la amante del artista. La débil sonrisa de Mirabella, sin embargo, sugiere lo contrario. El título de Beltrán, La Mirabella, significa vagamente “la hermosa vista”. Aunque no es un simple objeto, la lánguida pose de la joven es de intimidad y facilidad.

Ese mismo año se atreve a retratar a un personaje reconocido de la alta sociedad en una evidente pose erótica con trazos lésbicos. Es “La Maja marquesa


munición (Oscar Sotillos)

22 Setembre 2018


la mujer que hablaba con las manos

21 Setembre 2018


Su boca era la de un barco
sin velas
que sólo ha navegado por un mismo río
sus ojos dos inmensos cardos
que beben litros de arena
imaginando el color de la lluvia
su pelo era la yerma llanura
que no se atreven a cruzar los jinetes
por temor a no alcanzar jamás el horizonte
y sus manos
sus manos eran
la desembocadura a la libertad
las flores que crecen sin agua en el desierto
los caballos
que galopan sin miedo a morir viviendo.

Autor: Tania Panes

Ilustración de Gabriel Isak