Las flores del mal

11 Desembre 2013

Nuestra amiga Gaviota nos ha invitado a participar en un juego. Se trata de escribir un pequeño relato, real o ficticio y publicarlo en su blog (http://gaviotasconamor.wordpress.com)

Estas son las normas que han de cumplirse para participar en este juego que nos ha propuesto Gaviota:

1.-  Recordar que cada relato debe reflejar que se trata de participar en el juego de Gaviota.

2.- Cada participante nominará a otros seis para que participen.

3.- El plazo de publicación de relatos termina el próximo domingo día 15 de diciembre, éste incluido.

4.- Para determinar el ganador se tendrá en cuenta el número de “Me gusta”.

5.- El ganador se dará a conocer el viernes día 20 de diciembre, y lo publicará Gaviota en su blog.

6.- El ganador se llevará el premio honorífico Corazón de chocolate.

A mí, me ha propuesto Chelo, del blog (http://lalibreriadechelo.wordpress.com/) y yo propongo a:

Gabriel Alejo Jackovis  (http://paramiuncortado.wordpress.com/)

María S. (http://alaluzdesirio.blogspot.com.es/)

Miguel Angel Molina (http://entrevueltasdetuerca.wordpress.com/)

Mari Carmen Fabre (http://eseotrotiempo.blogspot.com.es/)

Alvar Camero (http://alvarcam.wordpress.com/)

Adwoa Browngueu (http://lapuertaentornada.wordpress.com/)

Mi relato lleva por título “LA FLORES DEL MAL”:

Luis Beltrán - 03

A Ricardo le fastidia esto de los días señalados, como el de Todos los Santos. Le parece hipócrita acordarse de las personas allegadas fallecidas sólo en determinadas circunstancias y en concretos momentos.

Hay gente que para evitar el colapso en la peregrinación de noviembre a los cementerios portando flores a los muertos acude anticipadamente. Los hay, más tradicionales, que lo hacen puntualmente el mismo día de los difuntos. Ricardo ni lo uno ni lo otro; tiene tiempo y podría organizarse para evitar los momentos de mayor afluencia pero los últimos tres años ha descubierto que lo ideal es ir inmediatamente después de la fiesta; es entonces cuando en todo el cementerio luce el dispendio de centros de flores de miles de colores y las voces de los visitantes se han difuminado. Es ahora cuando Ricardo rebusca entre las flores más frescas descartadas en las papeleras del cementerio aquellas que depositará en la tumba de sus padres. Hace tres años que ni trabaja ni cobra el desempleo aunque ha podido entre las flores todavía no marchitas confeccionar a sus progenitores la ofrenda. A veces le da un toque elegante al ramo con flores que coge directamente de los nichos vecinos.

Es probable que dentro de dos años cobre un subsidio. Confía entonces en comprar en la floristería del cementerio un ramo de rosas rojas. Más que nada por dejar de sentirse mal. Los jesuitas le inculcaron un sentimiento de culpa del que ni toda la lucha de clases puede sustraerle.

Autor: Javier Solé

Fotografia de Luis Beltrán

Relato incluido en la versión impresa de “Rehén de la memoria” (ISBN 978-84-9050-719-3)