retrato de Sylvette David (Picasso, 1954)

31 Agost 2023

Era la primavera de 1954, época complicada en la vida personal de Picasso, que a sus 73 años acababa de separarse de Françoise Gilot y todavía no había conocido a Jacqueline Roque. Una tarde, mientras Sylvette tomaba el sol en una terraza con sus amigos, apareció desde el patio contiguo un retrato en el que todos pudieron identificarla fácilmente. Al asomarse, se sorprendieron al encontrar a un sonriente Picasso que les invitaba a su estudio, preguntándole a Sylvette, una vez allí, si quería posar para él. La joven, que también pintaba y admiraba al artista malagueño, venció su timidez y aceptó. Durante los días que siguieron Sylvette acudió a su estudio para que pudiera trasladar su timidez y belleza a los lienzos.

Sylvette es el título de una pintura del retrato de Pablo Picasso, que muestra una mujer joven con una cola de caballo. El modelo para la pintura, Lydia Sylvette David, también conocido por su nombre de casada Lydia Corbett, era una mujer francesa que, durante el verano de 1953, trabajó en un taller de cerámica cerca de estudio de Picasso en Vallauris. Al encontrarla atractiva, Picasso creó 60 obras inspiradas en ella.

Picasso pinta a la joven de cabello rubio recogido en una cola de caballo y de cuello largo en esos 60 trabajos, entre bocetos sobre papel y óleos en lienzos además de unas 10 esculturas. Para una parte de la crítica de arte, Sylvette fue el nexo que conectaba el clasicismo con la modernidad en la creación de Picasso. Con el pelo en alto y reconvertida en una figura geométrica, cubista conduce a la formulación del último estilo, quizá el más libre del creador.

En 1954, Picasso conoce a una tímida joven de 19 años, Sylvette David, de la que se enamora (artísticamente hablando). Tanto es así, que el artista llegaría a realizar 60 obras sobre esta rubia con cola de caballo.

Con un estilo Brigitte Bardot, la joven llamaba la atención por su belleza mientras caminaba por en Vallauris, en el sur de Francia y desde el primer momento, Picasso, que vivía por ahí, quedó deslumbrado por las posibilidades pictóricas del rostro y el pelo largo de la francesa.

Sylvette recuerda el día que vió su primer retrato realizado por Picasso: “Pocos días después, estaba en una terraza con un grupo de amigos, bajo una cubierta llena de objetos de cerámica antiguos colocados allí para secarse. Un muro nos separaba del taller de Pablo. De repente, escuchamos “ooh, ooh!”. Y un enorme lienzo se desplegó en el muro: era mi retrato de perfil, con mi larga cola de caballo. Picasso lo había dibujado de memoria, con carboncillo. No veíamos al pintor ya que era bastante bajo, pero sólo podía ser él. Picasso nos hizo una señal para ir a verle, abrió la puerta y comenzó la visita a su taller.”

Picasso les mostró sus cerámicas y sus cuadros, e inmediatamente le preguntó si podía posar para él. La proposición le sorprendió porque en ese momento era «muy tímida y muy sencilla». Ella consultó con su madre, la cual dijo que sí de inmediato. Jellinek se presentó en el estudio del genio en compañía de la muchacha sin prever seguramente el impacto que la belleza de esta última iba a tener en un pintor siempre fascinado por las mujeres guapas y de rasgos interesantes. Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido con otras de sus musas como Marie-Therese Walter, Dora Maar o Jacqueline Roque, la relación de Sylvette David con Picasso no pasó de platónica, aunque no por culpa del pintor.

Aquella experiencia, que tuvo lugar en 1954, aparte de estimulante para Picasso, iba a influir también profundamente en la joven inglesa, que comenzó a interesarse por la pintura mientras posaba para aquél en la mecedora del estudio. Habrían de pasar, sin embargo, dos décadas, cuando había cumplido 45 y tenía tres hijos, para que Sylvette empezase a pintar realmente en serio para convertirse en la artista prolífica que es hoy a sus 72 años.


rima X

30 Agost 2023

Los invisibles átomos del aire
en derredor palpitan y se inflaman,
el cielo se deshace en rayos de oro,
la tierra se estremece alborozada.

Oigo flotando en olas de armonías,
rumor de besos y batir de alas;
mis párpados se cierran… ?¿Qué sucede?
¿Dime?
¡Silencio! ¡Es el amor que pasa!

Autor: Gustavo A. Bécquer

Ilustración: Julio Romero de Torres, “viva el pelo” (1928)

La naranja en tus manos, ¿es para siempre?”

(Antonio Gamoneda)

Lienzo pionero de las grandes obras que Romero de Torres realizaría al final de su vida. Se trata de un estudio de 1928, donde aparece parte de un perfil de una joven, con una espléndida mata de pelo recogida por un peinecillo en un voluminoso moño, que deja caer sobre su nuca.

En tan leve asunto, el artista condensa un caudal de sensibilidad, de proyección estética. El cuadro, constituye una de sus pequeñas obras maestras. La sensualidad que posee esta composición, simbiosis de pelo y la manzana que sostiene la modelo en su mano, es una de las notas características del estilo de Romero de Torres.

Recita Ana Conca:


casida de la muchacha dorada

29 Agost 2023

La muchacha dorada
se bañaba en el agua
y el agua se doraba.

Las algas y las ramas
en sombra la asombraban
y el ruiseñor cantaba
por la muchacha blanca.

Vino la noche clara,
turbia de plata mata,
con peladas montañas
bajo la brisa parda.

La muchacha mojada
era blanca en el agua,
y el agua, llamarada.

Vino el alba sin mancha,
con mil caras de vaca,
yerta y amortajada
con heladas guirnaldas.

La muchacha de lágrimas
se bañaba entre llamas,
y el ruiseñor lloraba
con las alas quemadas.

La muchacha dorada
era una blanca garza
y el agua la doraba.

Autor: Federico García Lorca

Ilustración: Pissarro, “The Bather” (1895)

Recita Carmelo Gómez:


odisea

28 Agost 2023

Se abrirán los mares sin mesías,
habitarán la tierra extraños seres,
traerán consigo angustia y desconsuelo.

Caerán de los cielos todas las estrellas.
Meteoros y cometas, polvo del espacio
vendrán en una hermosa colisión.

Tomarán voz los animales
para exigir venganza
y la tierra toda emitirá sonido
para anunciar su pesadumbre.

Suelo y techo convulsionarán
y hallaremos cuerpos sepultados
bajo rocas de magnitudes colosales.

Se quemará el papel,
no habrá testimonio.
Dejarán vacía a la palabra,
despojada de su significado.

Pero yo, alzada en esta losa,
yo, dedicada a mi labor
de tejer y destejer los párrafos,
yo, que soy Penélope,
aguardaré el momento justo
de tu venida.

Morirá el mundo en ignorado caos
y nos dará igual.
Nos contaremos historias en la cama
cuando ambas regresemos de esta larga travesía.

Autor: Nuria Ortega Riba

Ilustración de Vincent Giarrano


marineros de Castro Urdiales (Solana, 1917)

27 Agost 2023

De 1909 a diciembre de 1917, la familia de Solana vivió en Santander (Cantabria). Durante esa época el artista viajó por distintos ciudades y pueblos escribiendo ensayos de carácter descriptivo y realizando bocetos preparatorios para pinturas, dibujos y grabados sobre la gente común y sus costumbres. En las imágenes que Solana creó en esos años, a menudo aparecen grupos de figuras con una vista de una ciudad o un pueblo como telón de fondo para especificar la localización y reforzar el tema. Estas obras presentan interesantes paralelismos con fotografías coetáneas de grupos de trabajadores, miembros de asociaciones, músicos y bailarines, y hay varias composiciones de notable valía derivadas directamente de este tipo de fotografías.

Las imágenes etnográficas de Solana comparten intereses tanto con los escritores y los artistas asociados a la Generación del 98 (como Ignacio Zuloaga) como con los de la generación de 1914, en especial con su amigo y biógrafo Ramón Gómez de la Serna, creador de las famosas greguerías y autor de ensayos costumbristas, novelas y teatro. Solana manifestó en repetidas ocasiones su respeto por los hombres y mujeres de la clase obrera y, con frecuencia, su imaginario incluye temas de justicia social y desigualdad económica, especialmente en el caso de las obras relacionadas con sus escritos y sus ilustraciones sobre el tema de la España negra.

En Marineros de Castro Urdiales Solana se ocupa de un subconjunto específico de trabajadores españoles : los marineros, un motivo que se repite en su obra. En la imagen, la disposición a modo de friso de los estoicos pescadores y las cestas de pescado, muy realistas y pintadas como si estuvieran hechas con nácar, no revela los peligros a los que se enfrentan los marineros en cada viaje.

Castro Urdiales es la última ciudad de la provincia de Cantabria, antes de la frontera con el País Vasco, y, de hecho, cántabros y vascos comparten un gran aprecio popular por el heroísmo de los marineros, especialmente cuando se enfrentan a las repentinas tormentas que azotan la costa septentrional de España. Por ejemplo, en 1912 y de nuevo en 1914, mientras Solana vivía en Santander, unas galernas inusualmente violentas se saldaron con la vida de numerosos pescadores (ciento cuarenta y tres sólo del pueblo vasco de Bermeo en agosto de 1912). Tanto los artistas como los poetas del norte de España (el « Concurso de poemas de la mar y sus gentes de San Andrés » ha celebrado su edición número veintisiete en Castro Urdiales) han homenajeado a los hombres del mar, casi hasta el punto de la obsesión en el caso de pintores como Valentín y Ramón de Zubiaurre (1879-1963 y 1882-1969), dos artistas vascos contemporáneos con los que Solana trabajó. En Marineros de Castro Urdiales, las masas de fondo que representan la iglesia de Santa María de la Asunción, el castillo del puerto (el faro) y un puente que se arquea hacia el malecón transmiten la sensación de que la ciudad portuaria se halla en guardia frente a los peligros del océano.

La influencia del tenebrismo barroco español se refleja en los temas sombríos de Solana y se enfatiza en el uso estilístico del claroscuro del artista, como ya empleó Goya en las Pinturas negras.

La pintura de Solana presenta un gran peso social, y refleja la austeridad de la España de principios de siglo a través de pinceladas densas y espesasSu paleta tenebrista contrasta los colores oscuros del fondo con los blancos, rojos y azules brillantes de la vestimenta de los Pescadores del Cantábrico (1917), destinados a simbolizar su fuerza y ​​positivismo en la adversidad.


¿dónde volar?

26 Agost 2023

En la punta de los dedos
alojas
el tacto de otro tacto
y dices a la nube:
Piénsame como un sueño”

Autor: Rosa Creixell


la oveja enferma (Emilio Longoni, 1902)

25 Agost 2023

De familia pobre, Longoni debió trabajar desde chico, aunque logró asistir a la Academia de Brera en Milán de 1876 a 1880; entre sus compañeros estaban Giovanni Segantini y Giovanni Sottocornola, desde entonces íntimos amigos suyos.

Fueron sobre todo los paisajes de montaña los que estimularon la creatividad del artista incitándolo a reformular de una manera personalísima, cada vez más compuesta de luces, la técnica de dividir los colores al punto de evaporar la imagen en preciosas evanescencias cromáticas. Con tal propósito Emilio Longoni adquirió la costumbre, prolongada hasta 1912, de pasar largos períodos en Valtellina, atraído por la grandiosa naturaleza del macizo y del glaciar de Bernina, desde entonces su motivo privilegiado de inspiración.

Durante esas estancias, en las que vivía con sencillez monástica y en contacto directo con la naturaleza, envuelto en una reflexiva soledad realizó La oveja enferma. Con una factura filamentosa, alternada por breves pinceladas suculentas que parecen casi querer ocultar el cuidadoso planteo del dibujo, el artista compone el amplio panorama del paisaje montañés y le infunde un sentimiento de ansiosa suspensión en la belleza majestuosa y al mismo tiempo frágil de ese lugar cuyo silencio profundo parece exaltado por la presencia de la pastorcilla.
La elaboración del cuadro debió de ser larga y meditada, como se deduce de la existencia de un boceto al óleo, pintado en monocromo según la costumbre del artista, centrado sobre la figura agachada de la niña.

Desde 1910 hasta su muerte, Giovanni Sottocornola (1855-1917) se dedicó a la reproducción de escenas rurales, panoramas de montañas y lagos, sobre el modelo de la pintura de su amigo Giovanni Segantini, el principal exponente puntillista.

Sottocornola, a nivel técnico, es apreciado por la excelente aplicación en la representación de contraluz y tonos claros, con los que logra revelar el alma de niñas y niños con aguda representación psicológica. En la representación de escenas alpinas, la crítica encuentra muchas similitudes con las escenas reproducidas por su amigo Segantini, plasmadas con una forma matizada característica de su pintura.

Otras ilustraciones: Giovanni Sottocornola, “pastorella con pecoire” (End of the day) (1912) y Giovanni Segantini, “esquila de ovejas” (1884)


pájaros

24 Agost 2023

los mirlos silban sobre las tiernas hojas”

(Kenneth Rexroth)

en la acera
de enfrente:

un árbol
y
una farola
del alumbrado,

abrazados,

como
una pareja
de novios.

pero
sólo
el
árbol
tiene
pájaros.

Autor: David Gónzález

Fotografía de Leszek Bujnowski


paisaje exótico (Rousseau, 1910)

23 Agost 2023

Paisaje exótico describe mejor la idea de un lugar de ensueño en la imaginación de una mente humana.

A pesar de ser un artista prolífico, Rousseau no asistió a una escuela de arte ni visitó los lugares reales que pintó en sus piezas originales. El pintor francés se inspiró en los zoológicos de París.

En esta pintura, Rousseau usa diferentes tonos de verde, naranja, rojo, amarillo, azul, negro, gris y blanco para resaltar cada aspecto individual de la naturaleza. A diferencia de una pintura ordinaria de la naturaleza, las hojas anchas y la hierba en el Paisaje exótico son asimétricas al tamaño y la longitud de los árboles circundantes. A primera vista, el pájaro rojo azulado en el centro de la pintura llama la atención del espectador. A la derecha del pájaro, un mono está posado en una rama. Naturalmente, este primate se dirige hacia una naranja madura a solo una pulgada de su alcance. En el lado del otro pájaro y un poco más abajo, otro mono mira de reojo con anticipación, como un joven esperando que su proveedor saque comida de los árboles.

Varios otros monos están ubicados y ocultos a la vista en la vegetación de primer plano. La mayoría de estos primates disfrutan de las frutas naranjas que cuelgan de los árboles cercanos, sin ser molestados. Desde esta perspectiva, Rousseau saca lo mejor de la naturaleza, con armonía y tranquilidad dictando la interconexión de todas las especies. La mayor parte del fondo está decorado con naranjas y vegetación verde. Para hacer que el paisaje sea más soñador, vivo y natural, Rousseau utiliza diversos tonos de blanco y verde para resaltar las hojas, los árboles, la hierba y otras plantaciones. El cielo también ocupa una parte importante del fondo. El cielo azul claro está despejado, sin nubes.

Todo en el Paisaje Exótico revela la belleza de la naturaleza desde la perspectiva de Rousseau. 

Tigre en una tormenta tropical (1891) fue la primera de las pinturas de la selva por las que el artista es principalmente conocido. Muestra a un tigre, iluminado por un relámpago, preparándose para abalanzarse sobre su presa en medio de un vendaval furioso.

León hambriento atacando a un antílope (1905) fue el segundo cuadro de selva que marcó la vuelta de Rousseau a este género después de una pausa de 10 años causada por el mal recibimiento general a su cuadro de 1891, Tigre en una tormenta tropical.

En primer plano, un león muerde profundamente el cuello de un antílope. Otros animales son visibles en la densa maleza: una pantera observa desde la derecha, un búho mira fijamente desde el fondo sosteniendo una hebra de carne ensangrentada en su pico en el centro, con un segundo pájaro a su izquierda, y una forma oscura parecida a un simio.

El león y el antílope han sido ubicados con precisión en el centro, rodeados de otros animales que observan el espectáculo violento que se les ofrece. A la derecha, la pantera parece esperar su turno con ansiedad mientras la lechuza, con su plumaje decorado con los puntos blancos que la caracterizan, parece no estar interesada en la escena. A la izquierda, semioculta, una criatura híbrida, grande y peluda (oso, pájaro o mono) con un palo en su pata.

Bosque tropical con monos (1910) fue pintado durante los últimos meses de vida de Rousseau. Muestra uno de sus característicos paisajes exóticos, exuberantes, tropicales y vírgenes. Muchos de los animales en las imágenes de Rousseau tienen rostros o atributos humanos. Los monos centrales de esta pintura sostienen palos verdes de los que parecen colgar cuerdas, lo que sugiere cañas de pescar y actividades humanas de ocio, enfatizando así la experiencia casi humana de los animales.

Un macaco marrón se posa junto a un arroyo con un poste de bambú verde debajo de sus piernas. A su derecha, dos gibones anaranjados se balancean entre los árboles. Rousseau añadió colas a estos animales normalmente sin cola. Un langur blanco y negro se sienta en una rama, rascándose la cabeza y pescando con un palo. Otro mono negro de especie indeterminada está sentado en una rama acechando a una peligrosa serpiente que repta entre los lotos.

Los monos representados aquí son nativos de varias partes de África y Asia, por lo que solo podrían reunirse en la fantasía o en un zoológico.

Uno de los aspectos más llamativos del estilo de Rousseau es el aplanamiento de sus temas. Ya sea que se hiciera eco de sus contemporáneos impresionistas, que estaban preocupados por la superficie, o simplemente siguiera su propia visión, las pinturas de la selva del artista carecen de solidez, como si fueran representaciones de una decoración teatral, las hojas y pétalos gigantescos están mínimamente contorneados para crear el efecto. de recortes superpuestos. Además, sus criaturas parecen deliberadamente subyugadas por un tratamiento inexpresivo que las identifica más como un contorno que como una forma táctil.


la tyla y yo (Julia Minguillón, 1943)

22 Agost 2023

Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,
Ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,
Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso,
De mí murmuran y exclaman:
-Ahí va la loca soñando
Con la eterna primavera de la vida y de los campos,
Y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
Y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.
-Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,
Mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
Con la eterna primavera de la vida que se apaga
Y la perenne frescura de los campos y las almas,
Aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.
Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,
Sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?

Autor: Rosalía de Castro

Ilustración: Julia Minguillón, “la tyla y yo” (1943)

Es un autorretrato en un paisaje de las tierras lucenses, sentada, descalza, delante de un riachuelo junto a su perro Tyla. A su lado, en el suelo, un libro y una pamela con lazo negro sobre la capa roja que se refleja en las aguas del río. Esta obra fue una de las seleccionadas por la pintora para exhibir en su primera exposición individual en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, cuando su personalidad pictórica estaba totalmente apuntada. El retrato está tratado como un cuadro en el que las masas de colores se perfilan con rítmico dibujo en torno al color de las carnaciones con una especial sensibilidad que la caracteriza.

Recita Aitana Sánchez-Gijón: