“Mi hermana mi hermana
¿Dónde está mi hermana?
Busco en vano
No puedo verla.
De pronto como una bala como un fogonazo.
Su mirada ante el horror.
Su piel blanca y su adolescencia.
Su manera de bailar a solas y cantar.
Su cabellera al sol.
Todo se desvanece.
Sus 18 años en un solo instante como un destello.
Como una metralleta sonando en mi memoria.
Algunas veces el camino me conduce
hasta el whisky de los filibusteros.
De golpe una explosión.
Una bala en la madrugada.
Un grito ante el espanto.”
(Carlos Ernesto García, poema “Ausencia”)
Este cuadro es una de las pinturas históricas más importantes de El Salvador contemporáneo y pone en evidencia el horror sufrido por la sociedad salvadoreña ante la masacre, a manos de militares salvadoreños y en colaboración con el ejército hondureño, de más de 300 ancianos, mujeres y niños cuando éstos trataron de huir a Honduras cruzando el río Sumpul el 12 de junio de 1980. El cuadro se pintó en tiempos de la dictadura militar, cuando la Junta militar aún estaba encubriendo este crimen de guerra (cuyos detalles no salieron a la luz hasta después de la firma de los Acuerdos de Paz de 1992).
Lo primero que se ve es una montaña de cuerpos. Cuerpos inertes. Muertos. Hay una mujer con el rostro iluminado y sereno, una pareja de amantes, un perro, un niño con un juguete de cartón y ancianos. Hay penumbra. Hay dolor. Hay tragedia. Hay esperanza y amor.
En “El Sumpul”, realizado por Carlos Cañas en 1984, el eje compositivo que el artista utilizó es la diagonal. La presencia destacable es la de la muerte que interrumpió la existencia de campesinos en uno de tantos hechos sangrientos del conflicto armado. La masa caótica nos habla de lo indiscriminado de esta masacre.
Niño con juguete. Según explicó Cañas, en la escena aparece un niño que tiene un hilo en el dedo y unos juguetes de cartón. Para los entrevistados, el niño desnudo representa la inocencia destruida. Cerca del niño aparecen los decapitados.
El perro. Una figura un tanto oculta pero presente es el perro, que, según Cañas, nunca abandona a los campesinos.
Las flores. Aunque suelen ser confundidas con frutos como las granadas, usuales en las pinturas de Carlos Cañas, en “Sumpul” aparecen flores, según expuso su creador. Estos elementos adoptan una serie de significados; pueden ser una señal de optimismo, como un renacer, sobre todo por la que es sostenida por la mujer. Pero simbolizar también la sangre derrmada.
La mujer iluminada. El personaje principal de la obra es la mujer, la madre. Según Cañas, ella representa el Sumpul. Una de las características particulares, según apuntó Galicia, es el halo que presenta. “Una luminosidad que parece no provenir del cielo, sino de ella”, aseguró. Para Molina, esto puede significar esperanza y trascendencia, sobre todo porque la mujer tiene una cara serena y no doliente. Palomo va aún más allá y señala las similitudes en la pose de la mujer con la de Jesús, en La Piedad, de Miguel Ángel.
Más información sobre la Masacre del Sumpul en:
https://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_del_Sumpul
Más información sobre Carlos Ernesto García en:
https://www.youtube.com/watch?v=4VVcaU_eZUc
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