el hombre está en el mar (Virginie Demont-Breton, 1889)

31 Desembre 2021

“El hombre en el mar” (1889) es probablemente la pintura más conocida de Virginie Demont-Breton (1859-1935) y muestra a la esposa de un pescador calentándose a sí misma y a su bebé dormido junto al fuego, mientras su esposo pesca en el mar.

La obra inspiraría a Van Gogh una réplica donde confiere protagonismo al fuego.

Probablemente en esta obra se sintetizan sus dos preocupaciones pictóricas: la maternidad y la vida de los pescadores.

Como en “Al agua”, donde una joven madre pescadora con sus dos hijos desnudos avanza para adentrarse en el mar.

Con tan solo veinte años expuso sus obras en el Salón de París, y poco más tarde, lo haría en la Exposición Universal de Amsterdam, donde conseguiría una medalla de oro por su lienzo “La Playa” (1883), pintado en la costa del Canal de la Mancha, que se destinó al Museo de Luxemburgo en París.

En 1880 se casó con el pintor Adrien Demont Douai, y el matrimonio se trasladaría a la localidad pescadora de Côte d’Opale, donde seguiría su producción artística con reconocimiento de crítica y público en las diversas exposiciones en distintas ciudades de Europa. Su reconocida valía le hizo merecedora de presidir “La Unión de Mujeres de Pintores y Escultores”, luchando hasta conseguir que las féminas pudieran optar a obtener el Premio de Roma.

En sus comienzos, la obra de Virgine Demont versaría sobre temas mitológicos y heroicos, para evolucionar hacia temas sociales y sobre todo referidos a la maternidad. No en vano se la conoce como la pintora de la maternidad. Mujeres al cuidado de sus hijos, en el interior del hogar o próximas a la línea del mar para que sus pequeños jueguen con las olas, o sentada en el umbral de una puerta, como la obra “Alma Mater”. En ella la pintora nos muestra a una madre que contempla magnánimamente a su pequeño, coronado con un halo se santidad. Va cubierta con un elegante vestido que se contrapone con la humilde construcción.

Alma Mater es una versión inusual de la Natividad, en la que el azul tradicional de la Virgen María se ha transferido al yeso pintado detrás de ella, para que pueda vestirse de blanco.

Su primer período presenta principalmente retratos y escenas históricas o míticas, tratados de forma académica y realista. Tras su descubrimiento de Wissant, sus pinturas, a veces monumentales, se centran en retratar la vida de los pescadores, adquieren un tono más social y forman parte del movimiento naturalista. Muerde a los pescadores, a sus familias ya los niños de Wissant en medio de las olas o el mar embravecido. La cercanía a las dificultades de los trabajadores del mar, le permitió conocer sus dificultades y tragedias.

“El joven pescador observa el mar” es un retrato reflexivo de un joven cuyo futuro depende de sus habilidades para sobrevivir en el mar. Los detalles del fondo deliberadamente desenfocados y las olas encrespadas son una buena muestra de la genialidad de la artista.


bajo el cielo de París

30 Desembre 2021



Bajo el cielo de París no muere en mi memoria el penúltimo café con dos amigos en Les Deux Magots, el trapicheo con un buquinista en el Sena, la acuarela inacabada de una musa desnuda de Montmatre, la lluvia dulce por el tragaluz de la buhardilla, una oda de ocres en el Bois de Boulogne, los silencios en el cementerio de Montparnasse, la mecanografía de un manuscrito apócrifo.

Bajo el cielo de París la nieve en los tejados desvanece el tizne de la pena. Todo petrificado de gozo. La vida fue un regalo, bajo el cielo de París.

Autor: Javier Solé

Del libro de poemas “En el umbral del eclipse” (ISBN 978-84-1398-333-2)

Fotografía: Jean Pierre Yves Petit, “Un boquinista en Notre Dame, París” (1931)

Ilustración: Caillebotte, “Tejados en la nieve” (1878)

Los tejados de París, son un motivo frecuente en la pintura, el cine y otras artes, a menudo utilizados como símbolo de la ciudad.

Desde 1876, Caillebotte tiende a hundirse en la melancolía tras una serie de fallecimientos en la familia. En 1878, Caillebotte acababa de perder a su madre después de la muerte de su hermano René (1876) y su padre el día de Navidad de 1874. Por otra parte, convencido de que su fin estaba cerca (moriría en 1894, a los 45 años), escribió su testamento en 1876.

Caillebotte expresa la tristeza de su alma en este paisaje de tejados cubiertos de nieve. Para resaltar aún más el efecto de la opresión y pesadez, en lo alto del horizonte, sugiere un cielo oscuro reducido a una banda gris. A continuación, la maraña de tejados no permite aún anunciar la primavera. Unos meses más tarde, Caillebotte dejaría de pintar. A pesar de que todavía realizaría algunas pinturas, esta obra es de alguna manera, su canto del cisne.


la Guerra (Marcel Gromaire 1925)

29 Desembre 2021

Considerado por unos como pintor expresionista y por otros como cubista, Gromarie fue crítico con el trabajo de unos y otros y defendió un arte figurativo que tuviese como referente al individuo frente a investigaciones plásticas más complejas.

Su obra más emblemática es del año 1928: La guerra. La rigidez de las figuras, su restringida gama cromática y su acercamiento a perspectivas cubistas en la composición y expresionistas a la hora de dotar a sus figuras de volumen, convierten a esta obra en una de sus composiciones más características. Gromaire fue movilizado durante la Primera Guerra Mundial, y las experiencias vividas en el frente le marcaron, como a otros muchos artistas de su generación. Su visión del conflicto bélico se traduce en un sentimiento de desesperanza. El carácter repetitivo y deshumanizado de sus figuras, de rotundos volúmenes, hablan de una generación que, como autómatas, se dirige hacia su autodestrucción.

En La Guerra, Marcel Gromaire representó en una trinchera a cinco soldados con yelmo, encerrados en abrigos-corazas: tres esperando el eventual asalto; los otros dos miran la tierra de nadie a través de una hendidura en una placa de acero. Con medios plásticos cercanos al cubismo, simboliza la lucha armada a escala industrial llevada a cabo por humanos-robots. Estos últimos parecen congelados, casi mezclándose con el paisaje (solo el color azul horizonte de su uniforme los distingue del muro de la trinchera) hasta el punto de asemejarse a bloques de piedra, estatuas colosales de formas redondeadas (el equipo). y empinado. Solo las manos han mantenido una apariencia humana. Estos soldados son grandes estatuas, rígidas, hieráticas, deshumanizadas.


la misma estrella

28 Desembre 2021

Los tejados empapados brillan a la luz de la luna. Las mujeres
se arropan con sus chales. Se apresuran a esconderse en sus casas.
Si se quedan un poco más en el umbral, les va a ver llorar la luna.

Él sospecha en cada espejo
una mujer distinta, transparente, encerrada en su propia desnudez
-por más que quieras despertarla, no despierta-.
Se durmió oliendo una estrella.

Y él huele aquella misma estrella manteniéndose en vela.

Autor: Yannis Ritsos

Ilustración de Anne Bachelier


monjes camino a un monasterio del Monte Athos (Corrodi, 1905)

27 Desembre 2021

Hermann David Salomon Corrodi (1844-1905) fue un pintor italiano de paisajes y escenas orientalistas. Corrodi viajó muchísimo a Europa y Medio Oriente, saliendo también con pintores de gran notoriedad como Gérôme en París y Alma-Tadema en Londres. El pintor se dedicó principalmente al paisaje manteniendo un enfoque naturalista y académico, bajo el influjo del romanticismo.

En este paisaje nocturno, bajo el influjo de la luna llena y unas cautivadoras nubes, unos monjes bordeando un pedregoso camino, con linternas en la mano, que conduce a un lejano Monasterio -uno de tantos en el Monte Athos de la península Calcídica en Grecia-. Corrodi enfatiza el embrujo del lugar y del momento, una procesión mística donde los anacoretas viven cuevas naturales y donde la magia de la iluminación lunar se refleja en el mar. Belleza natural y misticismo en una pintura de gran impacto visual.


l’argot de la puça

26 Desembre 2021

Jo no sé si he ancorat sa meva ànima a l’arena.
Jo no sé si ets tu una platja, crec que ets la mar.
Sense tocar-te, he navegat durant mil anys per dintre teu.
I mil són molts. I mil s’esborren, com la duna, només bufant.
I vaig bufar, i l’eternitat prengué la forma de les onades,
prengué el seu so, la seva olor, el seu color,
llur moviment de terra mar,
la seva veu sempre antiquíssima,
de cada dia, de cada sol.

Que és la matèria que la fa forma, que la fa ser,
lo que em conforma, lo que me fa,
me fa voler, me fa voler-te, me fa volar.

Has estat el trobador contemporani, l’home salvatge,
el druida del bosc, el mag de les coves.
Has estat l’espurna primera, la dent de l’infant,
l’argot de la puça, la plaça del poble,
la cua de bou, la bèstia parlant.

Ho has estat, jo m’hi he en-cor-at
i ara ets el pur present trobadoresc que sap fer foc,
perquè jo ho sé, que saps fer foc.

Autor: Blanca Llum Vidal

Ilustración: Joan Ponç, “Gardele” (1947)


tardes sombrías

23 Desembre 2021

He venido a explicarte
que hay tardes sombrías
donde la felicidad
es un bien proscrito.

He venido a explicarte
lo que sabes, lo que intuyes
que la dicha no retornará.

Tardes sombrías,
crepúsculos y auroras,
te recuerdo viva
y te siento muerta.

Autor: Javier Solé

Ilustración: John Ottis Adams, “The Closing of an Autumn Day”

Del libro de poemas “El exilio interior” (ISBN 978-84-1304-853-6)


el friu

22 Desembre 2021

Aseguren qu’antes
facía muncho más fríu qu’agora,
que l’inviernu yera más llargu,
les xelaes dures como’l mármol,
que nes caleyes embarraes
empozábense los animales y los carros.
Quiciás ye verdá,
alcuérdome de dir pente la nieve
peles Viñes pa la escuela,
pero nun tarrecía’l fríu
y los fenómenos metereolóxicos
yeren gozosos acontecimientos de la mio vida,
como grandes estufes rumiantes
apigazaben les vaques na cuadra,
la cocina taba siempre encesa
y en casa tábemos toos
y nun tuvi qu’aprender a pasar fríu
hasta muncho, muncho más tarde.

Autor: Ángeles Carbajal

Ilustración de Patricia Palenzuela Kroockmann


idilio (Ludwig von Hoffman -1894)

21 Desembre 2021

El pintor y grabador alemán Ludwig von Hofmann (1861-1945) realizó durante su larga vida una obra muy destacada que difícilmente podemos catalogar en un único movimiento. Considerado por algunos como impresionista, su obra muestra la extraordinaria influencia de los simbolistas y modernistas con quienes entró en contacto en París, pero con una progresiva simplificación formal y un cierto grado de abstracción que lo vinculan al Secesionismo de Berlín. Aunque se afirma que la “Secesión de Berlín” fue la primera revuelta abierta contra las tradiciones académicas y allanó el camino para la creación de movimientos artísticos alemanes modernos, el arte de Hofmann se basó en la tradición que tenía una relación armónica con la naturaleza. El estado de ánimo de su arte es el opuesto a los movimientos modernos como el cubismo que expresaban un alejamiento de la naturaleza. En lugar de retirarse del mundo físico, el arte de Hofmann fue una visión de lo que podría ser el mundo.

La obra de Ludwig von Hofmann se extiende a lo largo de un período de unos sesenta años, caracterizándose por una combinación de diversas escuelas que abarca desde el romanticismo al modernismo. Su trabajo combina la tradición del idealismo pictórico alemán con las corrientes artísticas francesas, siendo considerado escandaloso en su época. El hilo conductor de su obra es la recuperación de una Arcadia perdida, el hombre en perfecta conjunción y armonía con la naturaleza en perfecta armonía con fuertes regustos míticos. Su obra exalta una juventud sana, vigorosa. Sus pinturas están llenas de personajes idealizados del mundo antiguo. 

En “Idilio” muestra un desnudo integral masculino y un semidesnudo femenino; se trata de dos figuras jóvenes de una gran belleza que, en la orilla del río, en un bucólico escenario, aparecen ante nuestros ojos transmitiendo una sensualidad contemplativa.

Muchas de las obras de Hofmann representan desnudos -preferentemente masculinos grupales, como por ejemplo en “Zug Schwemme” (1916)-. Aborda también en varias ocasiones el tema de Adán y Eva, habitual de la pintura alemana de este período. El más destacado de todos ellos es “Adán y Eva en un paisaje celestial” (1910) donde el hombre aparece exhausto y la mujer erguida y con un fondo de vehementes tonalidades encendidas en un cielo impetuoso.


corvus corone

20 Desembre 2021

De la ceniza y nieve
que en prados y campos vi.
Aquellas cosechas yermas.
Tributo de la contienda.

Extraviado en una vida
que no era mía
que a nadie di.
Diezmo del gañán imberbe.

Se desvanece el pasado
se personan los recuerdos.
Hay una espiga rotunda
una pareja anidando.

Tiempo de siembra y deshielo.
Y una corneja negra
canto áspero del hambre
ceremonia de la espera.

Esta noche amanece.

Autor: Javier Solé

Ilustración: Helene Schjerfbeck, “El soldado herido en la nieve” (1880)

Pintora modernista, Schjerfbeck es conocida por sus obras realistas y autorretratos, pero también por sus paisajes y naturalezas muertas. A lo largo de su larga vida, su trabajo cambió dramáticamente comenzando con el realismo de influencia francesa y la pintura al aire libre. Poco a poco evolucionó hacia los retratos y bodegones. Al comienzo de su carrera, a menudo produjo pinturas históricas, como “Un soldado herido en la nieve” (1880).

La Guerra de Finlandia (1808-1809), una fallida guerra defensiva contra el ejército ruso invasor, es la inspiración para esta imagen. La pintura de Helene Schjerfbeck de un soldado finlandés apoyado en un tronco de abedul fue el primer ejemplo notable de sus obras de temática histórica, pintada cuando solo tenía diecisiete años. Todo el espíritu de la guerra está encapsulado en este soldado moribundo. Nuestros ojos se centran en el cuerpo del soldado y el abedul que forma su imagen especular. Hay quien lo ve como un autorretrato velado. Schjerfbeck sufría de mala salud y soledad.