Entre las grandes zonas ocres del suelo, donde se proyectan las sombras de los árboles, en una superficie clara, un niño corre hacia un balón rojo. Lleva un sombrero amarillo con una cinta roja; el pelo es rubio y su cara debemos imaginarla. El niño calza botitas de un apagado naranja, y viste una blusa blanca, abotonada en la espalda, cuyos ambos faldones levantados por el viento de la carrera, flotan en el aire. Corre detrás de un balón rojo.
En la parte superior del lienzo, el verde pálido del césped oscuro, cortado con toques curvos. Dos siluetas silenciosas juntas, una al lado de la otra, azul; una vestida de blanco, la otra, de azul.
La composición es asombrosa porque está condicionada por un punto de vista cuyo significado compuesto es muy interesante: somos nosotros, quienes miramos muy lejos del niño por encima de él.
Dos colores dominan esta pintura: verde y amarillo ocre, en dos tonos, uno oscuro (azul con ultramar) y un claro, el mismo para la arena: uno en el ocre, y otro oscuro sin duda. Con la sombra natural de la tierra y un poco de azul.
El punto en movimiento y el claroscuro en la pintura están representados por la figura del niño en movimiento, su curso muestra en la pintura dos elementos importantes: la sombra del niño está pintada con mucha precisión. El centro de la pintura, el clímax es el amarillo estridente del sombrero del niño decorado con una cinta roja, una alegoría del sol. Entonces, tal vez, el niño realmente corre hacia el cielo.
Félix Vallotton (1865-1925) fue un pintor de origen suizo, miembro del grupo de los nabis que a finales del siglo XIX enlazó las novedades de los post-impresionistas con la nueva generación vanguardista de principios del siglo XX.
Nabis es la denominación de un grupo de artistas franceses de finales del siglo XIX, caracterizados por su preocupación por el color. Influido por Gauguin,el grupo fue liderado por Sérusier y entre sus componentes estuvieron los pintores Odilon Redon, Puvis de Chavannes, Édouard Vuillard, Pierre Bonnard, Maurice Denis, Ker-Xavier Roussel, Félix Vallotton y el escultor Aristide Maillol.
La palabra hebrea nebiim, que significa profeta, fue de la que derivó la palabra nabis que dio nombre al grupo: “el grupo profeta”, para indicar que era adelantado a su tiempo, que tenía nuevas inquietudes y abría nuevos caminos en el ámbito del arte. El que los “profetas” se reunieran en “el templo”, añade connotaciones genéricamente religiosas al grupo.
Otra ilustración: Sleeping Woman (1899)
You must be logged in to post a comment.