En “La huida” una joven rubia de enormes ojos azules y nariz respingada vestida como de uniforme escapa en una barca que flota entre agua-nubes color ocre, con un compañero que sostiene su camisa como si fuera la vela que guía la barca hacia lo alto de una cueva en una montaña. No sabemos que le deparará a la pareja al llegar al otro lado, lo que si vemos es la decisión de ella, su seguridad de ver hacia delante.
La obra forma parte de un tríptico que hizo Varo en 1961. Cada una de las obras nos cuenta su propia historia, al mismo tiempo que las tres en conjunto originan un nuevo relato.
Las partes se corresponden con el conocido esquema planteamiento-nudo-desenlace del relato tradicional. La propia artista lo explica:
“Hacia la torre”: Las muchachas salen de su casa-colmenar para ir al trabajo. Están guardadas por los pájaros para que ninguna se pueda fugar. Tienen la mirada como hipnotizada. Llevan sus agujas de tejer como manubrio. Sólo la muchacha del primer término se resiste a la hipnosis.
“Bordando el manto del mundo”: Bajo las órdenes del Gran Maestro, bordan el manto terrestre, mares, montañas y seres vivos. Sólo la muchacha ha tejido una trampa en la que se la ve junto con su bienamado.
“La huida”: Como consecuencia de su trampa consigue fugarse con su amado y se encaminan en un vehículo especial, a través de un desierto, hacia una gruta.
Las similitudes con la propia biografía de la pintora son extremas. Encorsetada en una España católica sólo huyendo pudo la artista desarrollarse humana y artísticamente.
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