Sunrise by the ocean (Vladimir Kush, 2000)

30 gener 2012


Vladimir Kush
(1965) es un pintor identificado con el movimiento del realismo metafórico, heredero del surrealismo, especialmente del pintor Salvador Dalí, sobre todo en lo referente al uso de simbolismos.
Nacido en Moscú, empezó a pintar a muy temprana edad, iniciando sus estudios de dibujo a los 7 años en la escuela de arte y posteriormente con 17 en el Instituto de Arte de Moscú. Influido por su padre, científico de oficio, piensa que la pintura realista muestra la capacidad profesional del artista adentrando al espectador en un mundo fantástico, como haría un matemático. Éste, fascinado por lo que ve, acepta dichas imágenes imposibles para ver metáforas en ellas y explorar sus diferentes significados.

El huevo simboliza el sol naciente y el comienzo de la vida. En muchos mitos sobre la creación del mundo, un huevo cósmico es puesto por un ave gigante en un océano sin forma, la antigua. El óvulo se divide en dos y el cielo y la tierra parecen de las mitades de la misma, mientras el sol se ve en la yema. Se puede ver en la imagen que el Sol recién nacido todavía no ha tomado su forma final todavía. Fragmentos de materia prima continúan corriente de la esfera de la quema se levanta sobre el océano. Según el mito de Polinesia, las islas de Hawaii nacieron a partir de ese huevo.

La influencia de Dalí se refleja en este “Niño geopolítico observando nacimiento del hombre nuevo”, de 1943. Perfectamente podría interpretarse la pintura de Kush como una continuidad, al existir rasgos comunes en ambas demasiado evidentes.


La carta azul

28 gener 2012

He ido al Corte Inglés
para comprar papel de cartas
y unos sobres a juego, azules,
como el iris de tus ojos, amor.

He ido a mi casa
me he sentado delante de la mesa
y mi mano engarzaba las palabras
que me susurrabas al oído, amor.

He metido la carta en el sobre,
lo he sellado con la lengua
y al escribir tu nombre, amor,
mi mente se ha quedado sin tinta.

Autor: Anne Fatosme

Ilustraciones, superior de Mariola Bogacki e inferior de Grooms


Compartimento de tren (E. Hopper, 1938)

26 gener 2012

Edward Hopper fue, es y será uno de los máximos representantes de la pintura norteamericana del pasado siglo XX. Dedicó su incisiva mirada al análisis del ser humano.

Sus pinturas son, a un tiempo, sencillas y complejas. Sencillas en cuanto al vehículo de expresión, pintura figurativa de fácil lectura. Complejas en cuanto a su significación ya que cada una de ellas encierra un mensaje casi filosófico de las relaciones de la mujer con su entorno.

Una escena sencilla, una mujer ensimismada con la lectura de unos documentos durante un trayecto en tren. Apenas vemos la expresión de su rostro y tras sentir la quietud del interior del vagón la mirada se desvía hacia la ventana, un puente sobre un río, o lo que es lo mismo, un espacio de naturaleza marcado por la vida civilizada. La unión entre ambos ámbitos se realiza por medio de los colores empleados. Hopper imagina un vagón pintado de verde y de esta manera vincula un paisaje con otro.

“La mujer está de luto, viene de un entierro en una pequeña localidad del campo, y ahora va a la gran ciudad donde le espera una nueva vida. La muerte de su madre le ha hecho reconsiderar una oferta de trabajo que previamente había rechazado. Por la ventana se ve un puente que enlaza su pasado con el futuro que comienza ahora. Está triste y expectante a la vez”.

A Edward Hopper se le conoce como el pintor del espacio, de la luz y de la soledad. Su pintura muestra un paisaje típicamente estadounidense formado por motivos urbanos, gasolineras, moteles, bares, trenes…, en los que puede intuirse la melancolía, la soledad que caracteriza, según Hopper, al individuo urbano, tan presente en la cultura norteamericana del siglo XX.

Si deseas leer dos relatos breves inspirados en esta pintura:

compartimento de tren – Relato de Maria Jesús Mandianes
compartimento de tren – TREN NOCTURNO Relato de Anne Fatosme


Canta

25 gener 2012


Para Alba, alegre esperanza

Las cálidas horas que pinta tu alegría
crecen en recodos
donde las alondras se embriagan de tanto volar.
Haces florecer las nubes grises
y tus pequeños labios
dibujan palabras cálidas,
audaces, silbadoras.
Te ríes
con la sencillez del saltimbanqui
y amaneces
en cada juguete que descubres.
Cantas
y haces vida los sueños
como lanzando certezas
que enlentecen el tiempo
de los relojes vencidos.
Tu llanto de muñeca
inunda patios que anduvieron piratas,
trenes y ositos con panteras.
Ahuyentas la tragedia,
perfumas el carbón,
inventas el decir justo
y cultivas la flor de las arenas
mientras tus pisadas
construyen la huella
de mañanas sin desiertos.

 

Autor: Gabriel Alejo Jackobis Polack

Ilustración de Sara Saudkova, “Clows” (2003)


Asi

22 gener 2012

Algunas veces llego
presuroso, rodeo
tus rodillas, toco
tu pelo. ¡Ay Dios, quisiera
decirte tantas cosas!
Te compraré un pañuelo,
seré buen chico, haremos
un viaje….No sé,
no sé lo que me pasa.
Quiero morir así,
así en tus brazos.

Autor: José Agustín Goytisolo

Ilustración: “Good morning”, de Pierre Farel


Cenizas (Munch, 1894)

21 gener 2012

La mayoría de los cuadros de Munch nos hablan de la soledad del ser humano. En sus cuadros, los amantes viven la inutilidad del amor.

En Cenizas se repite el tema de la mujer que lleva sus manos a la cabeza. El descuido en su vestido y el pelo despeinado, la expresión de desesperación y tristeza de su cara de máscara, la figura en primer plano del hombre que oculta su cara entre las manos y que refleja, a la vez, abatimiento o intención de ocultamiento, todo ello contribuye a crear una atmósfera de desasosiego e inquietud en el espectador.

El centro lo ocupa una mujer en posición erecta que mira de frente al espectador, mientras que en el ángulo inferior observamos la figura de un hombre sentado en una postura que denota desesperación, aflicción o acaso sólo melancolía.

La mujer está vestida con una combinación blanca en parte desbotonada, dejando ver una camiseta de color rojo brillante. Sus manos están cruzadas tras la nuca. Su largo cabello castaño rojizo cae a ambos lados y por la izquierda parece transformarse en una línea que amenaza con alcanzar la cabeza y la espalda del hombre. Su rostro parece rígido, sus ojos están muy abiertos. El lugar del acontecimiento, simple como un escenario, podría describirse también como una playa nocturna. El rasgo más peculiar, sin embargo, es el tronco caído en el primer plano que a la izquierda del cuadro se desvanece en una columna de humo.

 En esta obra, pienso yo, el amor de la pareja terminó por algo imperdonable que hizo ella, dejando desasosiego y soledad en ambos corazones. 

En Hombre y Mujer (1898) la atracción fatal de los sexos se expresa mediante la sombra oscura y pesada que sorprende a la mujer por la espalda y que viene a erguirse sobre la cabeza del varón. El rosto de la mujer se halla enmarcado en una especie de aureola de color rojo. Desnuda hasta la cintura, el hombre inclina su torso hacia adelante y apoya melancólicamente su cabeza sobre el brazo.

La misoginia de Munch y su visión atormentada de la existencia entronca con la modernidad, la mujer carnívora frente al hombre herbívoro.
La incomunicación entre los sexos reaparecerá en “Los solitarios” (1906).


La gitana dormida (Rousseau, 1897)

17 gener 2012

En La gitana dormida (1897), una mujer duerme plácidamente en un desierto mientras un león, con su cola en movimiento, la examina lleno de curiosidad.

Sorprende por su extraña temática que el autor describió con detalle en una carta:

“Una negra nómada, tañedora de mandolina, con un cántaro a su lado, duerme profundamente, extenuada por la fatiga. Un león pasa, la huele, pero no la devora. El efecto de la luna es muy poético. La escena transcurre en un desierto árido y la bohemia viste ropa oriental”.

El cuadro es formalmente impecable: los contornos son precisos, el color cristalino y líneas y superficies y acentos riman con esmero. Rousseau juega delicadamente con la luz sobre el cuerpo del león y viste a la figura con los colores del arco iros. El león no tiene apariencia real, parece un peluche agrandado. El vacío de la obra es muy sugerente.

Es una obra casi surrealista por la descontextualización de motivos (el desierto y el agua, la fiera y el ser humano), la iluminación fantástica y la atmósfera lunar poco naturalista.

Naif, primitivista, salvaje… Múltiples adjetivos se han usado para describir a un artista inclasificable, quizás el más personal y desinhibido de todos los artistas surgidos inmediatamente después del ocaso del impresionismo. Henri “El aduanero” Rousseau nació en 1844 en Laval, hijo de un hojalatero local. Abandonó la enseñanza secundaria para realizar el servicio militar, durante el que estableció contacto con algunos soldados que habían regresado de México después de la campaña francesa en apoyo del emperador Maximiliano, que reinaba en este país. Sus descripciones inspiraron la exuberancia de las intensas escenas de selva que van a constituir el contenido de muchas de las pinturas de Rousseau. Después de licenciarse, obtuvo un empleo en la oficina municipal de recaudación de arbitrios de París, de ahí su apodo, aunque nunca fue aduanero. Al jubilarse en 1885, se dedicó por entero a la pintura. Aunque careció de una formación académica, Rousseau manifestó muy pronto una gran destreza en sus composiciones y en el uso del color. Sus colores fuertes, diseños planos y contenidos imaginativos, fueron ensalzados e imitados por los pintores europeos modernos.


El meu avi

15 gener 2012

El meu avi és mort
Però en tinc molt bon record.

No sé on està
Ni on anirà
Però se que sempre amb mi estarà,
No el puc veure ni tocar
Però me ‘l puc imaginar.

Jo amb tu vull estar
I tenir-te al meu costat,
Et vull trobar,
Et vull abraçar,
Però com que sé que això no passarà
em conformo amb estimar.

Aquesta poesia està escrita per la Júlia, una noia de 10 anys.

Ilustración: “El viejo pescador” (1885), de Picasso


Post popular: “El Ángelus”

14 gener 2012

“Kansas death trip” (Pat Rocha)

En las estadísticas del 2011 figura como post más visitado El Ángelus, del pintor francés Millet. Tiene un especial significado para mí ya que se trata del primer post de la sección de Pintures y es un cuadro realista conmovedor. Este cuadro es, posiblemente, la versión más desangelada que exista del mito cristiano de la Anunciación.

Otros post más visitados fueron, por este orden, Los Amantes (Magritté), Bisonte de Altamira (Anónimo) y Vagón de tercera clase (Daumier).

Las secciones Racó poètic y La Película del Mes no parecen gozan de demasiada aceptación. Por el contrario, las más “profesionales” han tenido un éxito más desigual. Sólo el post “La formación de los trabajadores: refuerce el Capital humano de su empresa” se ha “colado” entre los más visitados en el transcurso del año anterior.

Si se realiza una ponderación desde la fecha de su publicación el post de El Grito (Munch) tiene una aceptación muy alta.

En cualquier caso, los resultados me animan a continuar.

Para celebrar el éxito de “El Ángelus” os propongo la vinculación entre este cuadro de Millet y la magnífica pintura “Kansas death trip” del estadounidense Pat Rocha que puede interpretarse como una recreación del cuadro de Millet donde sustituye a los campesinos por dos hermanos y el cesto ataúd del hijo muerto por un enterramiento de un juguete roto o de un animal de la granja…


La aldea y yo (Chagall, 1911)

13 gener 2012

Esta obra de Chagall trata sobre la vida cotidiana de la comunidad judía en una pequeña aldea rusa. El pintor juega con la realidad de una manera totalmente original, donde sensuales colores son combinados con técnicas modernas que aprendió cuando llegó a Francia a comienzos del siglo XX. La composición del cuadro es radial. Chagall usa círculos para así mostrar diferentes niveles de realidad dentro de la misma unidad a la vez que cada sector del cuadro está dominado por una modalidad cromática.

La aldea y yo, realizado apenas un año después de su llegada a París, resulta ejemplar respecto a esa síntesis específicamente chagalliana entre vanguardia y tradición popular, y posee el cromatismo brillante y emancipado de la realidad que aprendió del fauvismo y que será un rasgo dominante en toda su producción. La aparente anarquía de sus imágenes, mezcladas sin una clara lógica espacial y narrativa que justifique las superposiciones, la heterogeneidad de tamaños y la transgresión de las leyes de la física, están sin embargo sujetas a una cuidada composición radial que sigue las enseñanzas del cubismo; éstas se evidencian en el diseño de líneas que articulan las diversas imágenes entre sí y establecen conexiones entre las figuras en primer término y el fondo. Todos los detalles en “La aldea y yo” son recuerdos.

Las referencias al mundo campesino en el que pasó su infancia -las casas aldeanas, la ordeñadora, la pareja de labriegos- así como el motivo vegetal en primer término, son algunas de las imágenes que con mayor constancia repitió a lo largo de toda su obra. Todas ellas tienen como referente común el mundo de su niñez y Chagall hace uso de ellas encastándolas con la arbitrariedad del ensueño y la nostalgia.