Vladimir Kush (1965) es un pintor identificado con el movimiento del realismo metafórico, heredero del surrealismo, especialmente del pintor Salvador Dalí, sobre todo en lo referente al uso de simbolismos.
Nacido en Moscú, empezó a pintar a muy temprana edad, iniciando sus estudios de dibujo a los 7 años en la escuela de arte y posteriormente con 17 en el Instituto de Arte de Moscú. Influido por su padre, científico de oficio, piensa que la pintura realista muestra la capacidad profesional del artista adentrando al espectador en un mundo fantástico, como haría un matemático. Éste, fascinado por lo que ve, acepta dichas imágenes imposibles para ver metáforas en ellas y explorar sus diferentes significados.
El huevo simboliza el sol naciente y el comienzo de la vida. En muchos mitos sobre la creación del mundo, un huevo cósmico es puesto por un ave gigante en un océano sin forma, la antigua. El óvulo se divide en dos y el cielo y la tierra parecen de las mitades de la misma, mientras el sol se ve en la yema. Se puede ver en la imagen que el Sol recién nacido todavía no ha tomado su forma final todavía. Fragmentos de materia prima continúan corriente de la esfera de la quema se levanta sobre el océano. Según el mito de Polinesia, las islas de Hawaii nacieron a partir de ese huevo.
La influencia de Dalí se refleja en este “Niño geopolítico observando nacimiento del hombre nuevo”, de 1943. Perfectamente podría interpretarse la pintura de Kush como una continuidad, al existir rasgos comunes en ambas demasiado evidentes.
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