el baile de la vida (E. Munch, 1899)

31 Octubre 2014

Edvard Munch. The Dance of Life. 1899 – 1900.
En La danza de la vida, Munch utiliza una escena estival, un baile de verano al aire libre que aún hoy en día, más de un siglo después, se sigue celebrando en la costa noruega. Sabemos que se trata de Asgárdstrand porque ya el paisaje nos resulta familiar: la luz que proyecta el sol de medianoche, la sinuosa orilla donde se confunden la arena y el prado, o el horizonte en el que se adivina algo más de la costa o un fiordo, trabajado todo con suaves líneas horizontales en las que se funde una paleta de delicados tonos pasteles.

El autor centra la composición a partir de una pareja de baile que aparece en primer término. La vista se dirige allí tras observar el sol: un punto en brillante amarillo que se destaca en el fondo del cuadro, cuyo reflejo sobre el agua tiene una clara connotación sexual; flanqueado por dos figuras femeninas que inmediatamente enlazan con el hombre que baila con la mujer vestida de rojo. Aunque la figura masculina mantiene los ojos cerrados, el pintor logra transmitir una actitud de tensión y expectación, quizá como una invitación a que el baile pase a otro terreno. La seductora mujer del vestido rojo -color que simboliza la pasión- está, a diferencia del hombre, con los ojos muy abiertos, como si se tratara del despertar sexual. Sus cabellos pelirrojos se curvan hacia adelante, como si buscaran atrapar al bailarín. Ambas figuras están absortas en su propio mundo, sin quererlo ni pensarlo y sin que importe el entorno. A la izquierda el pintor nos presenta a otra mujer, cubierta por un virginal vestido blanco; ella sonríe y resaltan sus mejillas sonrosadas. El blanco realza la pureza y el gesto de arrancar una flor delata que la chica está enamorada, pero, a diferencia de la mujer de rojo, ella representa la primera ilusión del amor, la inocencia con tintes platónicos. Al otro extremo del cuadro, en el lado derecho, una mujer más madura, vestida de negro, con el rostro serio y las manos entrelazadas, observa a la pareja de bailarines con desaprobación, pero a la vez resignada a su propia soledad; quizás en ella Munch quería simbolizar lo transitorio de todos los sentimientos. Los cuatro personajes principales están acompañados por otras figuras en el fondo, que parecen estar completamente entregadas al disfrute de este baile veraniego. De entre ellas destaca la figura de un hombre en la mitad derecha del cuadro, que parece mirar directamente al espectador con una mueca de éxtasis, completamente arrebatado por la pasión del momento, el frenesí del baile y el calor del verano.

En esta obra vemos las tres etapas biológicas, en las que se va avanzando mediante un baile de parejas. El sentido general provoca un efecto de angustia al que podemos añadir el de un éxtasis entre místico y sexual.

En cuanto a las figuras, la primera de ellas, carácter inocente, amable e infantil con las flores del vestido y las que se acerca a recoger. Del mismo modo, la central pasa de tener el pelo rubio a rojizo, y en lugar de tratarse de una mujer oferente, se ha convertido en un símbolo de la pérdida de la virginidad, con su vestido rojo, más parecido a una mancha de sangre que a una tela.

Es en esta etapa cuando los rostros se vuelven máscaras, o más bien calaveras, y el siguiente hombre se vuelve un ser obsesivo que abraza ansiosamente a la mujer, y esta intenta escaparse de sus brazos. La vida y la muerte se convierten en dos elementos cuyas fronteras se estrechan, y no sabemos distinguir qué es vida y qué es muerte.

La última figura, de negro (luto), ya no es la mujer hierática y cadavérica, sino que acepta su destino con pesar y desolación. Ahora la mujer es también víctima de su propia naturaleza, en palabras de Rosenblum, desde el estado de cándida virginidad (blanco), pasando por el de la plenitud sexual (rojo), hasta la macilenta consunción (negro), en el cumplimiento de su sino biológico.

Tal sino biológico viene acompañado por el paisaje, que de nuevo ejerce de telón de fondo a la escena. La hierba sobre la que se está gestando la danza forma una especie de manto verde que produce un fuerte contraste con el vestido rojo de la figura central, haciendo que el efecto de los colores sea más agresivo, a la par que simbólico.

En la parte izquierda del cuadro, por donde pisa la virgen, hay flores, de nuevo una alusión al candor de la infancia y la preadolescencia. Estas flores se repiten en los motivos decorativos de su vestido blanco, y si tapamos el resto del cuadro quedándonos con esta figura, vemos en él una intención por representar de alguna manera la belleza, la belleza física, asociada –como siempre en Munch- a la infancia y a la inocencia, algo que inescrutablemente se va perdiendo conforme se va abriendo hueco la madurez del hombre y de la mujer. Y esa belleza servirá también de contraste para los rostros cadavéricos que vendrán posteriormente.

Aunque, en realidad, el cuadro es la historia de un romance. Pintado en recuerdo al primer amor, Tulla. Un homenaje a la mujer en un evento festivo con tintes fantasmales.

A la luz de la luna, que deja una estela fálica sobre el mar, tan típica de Munch, vemos a lo lejos varias parejas enzarzadas en un apasionado baile. Y en primer término, bailan Edvard Tulla, escoltados por una joven y una mujer madura. La joven, vestida de blanco con flores, representa la ingenuidad del comienzo del enamoramiento. La mujer mayor, de riguroso negro, representa la decepción del final del romance. Y en medio, Tulla envuelve a Edvard con su encanto, y hasta con su vestido, mostrando la completa entrega del pintor a su amada.


A contraluz

30 Octubre 2014

mujer desnuda 03

“Si crees
que los versos te ocultan algo
Habla con mi piel.”
(Carmen Maroto)

Hazme el amor
a contraluz
a contracorriente.
Descifra en mi espalda
los escalofríos
-no tengas piedad-
paraliza mis muslos
y come de mí
esta noche.

Autor: Carmen Maroto


tenorio

29 Octubre 2014

No jugaré a ser tu príncipe azul.
Te querré.Xi Pan - unnamed (2009) (02)
Te querré tan puro como soñaste.
Te acompañaré en silencio cuando apetezca.
Sabré regalarte momentos brillantes.
Sabré dejarme arrastrar por tus antojos
y detener tus portazos.
Pero no jugaré a ser tu príncipe azul.
No seré
un personaje de guiñol
con corazón humano y lealtad perruna.
No seré la manopla de tu puño
ni el testaferro de tus caprichos.

No. Definitivamente no.
No jugaré a ser tu príncipe azul.
Éstos no saben amar.

Autor: Marçal Font

Ilustración de Xi Pan, “unnamed “(2009)


música latina

28 Octubre 2014

francis mcCrory - Portrait of Lucy (2012)
En mi primera visita
a Barcelona
un marzo gris
pienso en mi amigo
Richard Matas
mitad francés
mitad catalán
poeta
se ahorcó
en un cuarto de hotel
en las Ramblas
cerca del
puerto

Recuerdo
a su hija
alta
hermosa
tenía veinte años cuando
él murió

Mi único amor verdadero
dijo Richard
en su última carta

Al quitarse
la vida
se perdió
la de ella

Autor: Barry Gifford

Ilusttración: francis mcCrory, “Portrait of Lucy” (2012)


pensando bajo la lluvia

27 Octubre 2014

OLEG TOKAREV
es más que lluvia
lo que está cayendo esta noche,
es más que lluvia
lo que está empapando nuestro viejo traje,
es como si el cielo se agrietara
y se filtrara la liquidez
del tiempo a través de las nubes

es más que lluvia
lo que despierta esta sensación de culpa,
es más que lluvia,
es el olor de la tierra mojada
y este silencio insoportable que gotea
en el umbral de la memoria

es mucho más que lluvia
lo que está cayendo esta noche…
y no hallamos refugio
en el que resguardarnos
de esta húmeda nostalgia
de la infancia

Autor: Joaquín Piqueras

Fuente original:

http://joaquinpiqueras.blogspot.com.es/2012/10/pensando-bajo-la-lluvia.html

Ilustración de Oleg Tokarev


calostro

26 Octubre 2014

Cezanne - Hortense amamantando a Paul (1872)
Morirás,

envuelto en cofres saqueados
por los herederos legales,
en una alcoba clausurada
donde las riquezas efervescentes
no mitigarán la agonía.

Perecerás,

Esclavo entre los siervos
en el arrabal cotidiano
atenazado por el frío, aterido por el hambre
soñando la costa ateniense
en el suburbano
de la línea abandonada
todavía en construcción.

Sucumbirás

peleando
con la vitalidad quebrada
en dosis letales
que amenazan
devorarte entero
dilatada letanía del camastro
que emite chillidos con cada espasmo.

El pecho
de una joven madre
que amamanta
al nonato
es la imagen
postrera
con la que todos los muertos
ricos mendigos enfermos
acaban copulando
en los estertores
que encienden la nada.

Autor: Javier Solé

Ilustración Paul Cezanne, “Hortense amamantando a Paul” (1872)

En el poemario “La sombra que nos acecha”, en el libro de poemas “El cementerio que habitan los vivos” (ISBN 978-84-9076-351-3)


lluvia

25 Octubre 2014

david ajenjo - 03
Está cayendo ahora mismo
una lluvia fina, mansa, sobre la plaza.
Es una lluvia a la que no le ves
la mala intención por ninguna parte,
todo lo contrario, se diría que busca tu amistad,
que te dice, no tengo más remedio
que mojarte un poco,
va en mi condición,
pero me gustaría que nos llevásemos bien.
Ya sé que esto puede parecer una locura,
ponerle no solo voz sino sentimientos a la lluvia,
pero a mí es lo que me sugiere
su presencia ahora mismo,
mientras la veo caer suave
entre las farolas hacia el empedrado,
y resbalar por mi rostro reflejado en el cristal

Autor: Karmelo C. Iribarren

Ilustración de Dvid Ajenjo


retrato

24 Octubre 2014

Gary Bunt - 10
Hoy he visto a mi padre de espaldas
a la carretera, en la curva de Elorrieta,
soltando la caña a la ría gris. Mi madre
permanecía sentada en el interior del viejo
daewoo pensando en su hija muerta.

He pasado de largo, como un fantasma, aduciendo
mentalmente sentirme incapaz de turbar
ese instante de íntima soledad.

Quizás avergonzado les he visitado esa noche.
No pescaron nada. Mi madre pelaba patatas
y lloraba por su hija muerta. Mi padre, en silencio,
ante un álbum de fotos buscaba su infancia.

Autor: Juan Gil Bengoa

Ilustración de Gary Bunt


amantes (a ellos)

23 Octubre 2014

Jim Peters - Rue de Charonne (2009)
Dos días,
dos cuerpos,
una despedida…

La no vida sigue.

Luego fingen enfado
cuando lo que en realidad ocurre,
y lo saben,
es que se les disfraza de furia
la tristeza.

Autor: Elvira Laruelo

Fuente original: http://dandolalengua.blogspot.com.es/2014/02/amantes.html

Ilustración: Jim Peters, “Rue de Charonne” (2009)


La noche (Max Beckmann, 1919)

22 Octubre 2014

Max Beckmann - La noche (1919)
Max Beckmann (1884-1950) encontró su tema central en la soledad del hombre del siglo XX, amenazado por la catástrofe y dividido entre el materialismo y la libertad de mente y espíritu. Sus primeros cuadros mostraban la influencia del impresionismo, con una preponderancia de los temas bíblicos, históricos y alegóricos. La Primera Guerra Mundial le causó una profunda impresión: en algún lugar entre el impresionismo y la Nueva Objetividad, las formas concisas y los contornos duros en sus memorables pinturas y obras gráficas mostraban al hombre al límite de la resistencia física y mental. Más tarde, la dureza y sensibilidad de su estilo se suavizó y sus colores se volvieron más radiantes, pero la monumentalidad permaneció. Teatro, circo y music hall se convirtieron en parábolas de la existencia humana.

Max Beckmann, al igual que otros artistas asociados con la Nueva Objetividad, se alistó en el ejército alemán y asumió originalmente entusiasmado este acontecimiento. Los artistas futuristas creían que la guerra purificaría el individuo y la sociedad. Después de experimentar la destrucción generalizada y el horror de la guerra, sin embargo, se desilusionó con la guerra y rechazó la gloria del servicio militar.

La violencia de la posguerra en Alemania tiene un reflejo en este cuadro que, en tonos expresionistas y futuristas revela la penetración de la violencia y el sadismo en la sociedad alemana.

En una buhardilla angosta y góticamente angulada que es un escenario estrecho y abarrotado, con una claustrofobia acuciante, tres criminales torturadores nos aterrorizan con una muestra de rutinario sadismo, una expresión en sus rostros entre la indiferencia y el regocijo. A la izquierda un hombre es colgado por uno de los asesinos y su brazo es retorcido por otro, Una mujer, al parecer la esposa del hombre, está atravesada por una estaca después de haber sido salvajemente violada. A la derecha, un niño, el hijo del matrimonio, es zarandeado por uno de los criminales. La vela caída simboliza la muerte.

Después del estallido de la revolución de noviembre de 1918 imperaban la violencia, el caos, el crimen político, y la población padecía hambre; en marzo de 1919, una huelga general fue acallada sangrientamente. En La noche de Beckmann, la violencia de la calle penetra en la casa. Tres esbirros han entrado en la pequeña buhardilla y torturan y vejan a una pacífica y desamparada familia.” (Dietmar Helger)