A Judith, una niña de doce años,
Querido padre,
quiero decirte adiós,
adiós por siempre, padre,
ya nos llegó la muerte, padre,
y yo quiero vivir, y tengo tanto miedo
de esta muerte de esta muerte dicen
que a los niños los tiran vivos
a la fosa.
Adiós por siempre padre padre
ich habe solche Angst
vor diesem Tod.
Autor: Anna Rossell
A Judith, una nena de dotze anys,
Esitmat pare,
vull dir-te adéu,
adéu per sempre, pare,
ja ens ha arribat la mort,
i jo voldria viure, pare, i tinc tanta por
d’aquesta mort d’aquesta mort diuen
que els nens petits els llencen vius
al fossar.
Adéu per sempre pare pare
ich habe solche Angst
vor diesem Tod.
Fotografía: Wilhem Brasse, “Czeslawa Kwoka“ (1942)
Para los nazis tan solo era el prisionero número 26947, pero su nombre era Czesława Kwoka (Wólka Złojecka, Polonia, 15 de agosto de 1928 – Auschwitz, 12 de marzo de 1943) fue una niña católica polaca que murió asesinada en el campo de concentración de Auschwitz a la edad de 14 años.
Czesława Kwoka fue una de los 230.000 niños y jóvenes menores de 18 años, entre 1.300.000 personas, que fueron deportados a Auschwitz-Birkenau entre los años 1940 y 1945.
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