la playa de Pequín (Isidre Nonell, 1901)

31 Desembre 2020


Entre la playa de la Mar Bella y el Camp de la Bota se levantó en las últimas décadas del siglo IXX un núcleo barraquista en un tramo conocido como la playa de Pequín. No se sabe con seguridad si los que vivían allí eran chinos procedentes de Cuba o de Manila, o bien tagalos de Filipinas. Isidre Nonell dejó su testimonio en el año 1901 en un bellísimo cuadro neblinoso titulado precisamente La playa de Pequín. Además, frecuentaba a menudo el lugar donde tomaba apuntes al natural, e incluso de allí llegó a encontrar y contratar a las modelos femeninas que aparecían en sus cuadros.

¿Qué sabes del barrio Pekin de Poblenou, de las famosas barracas, que se desplazaban desde Mar Bella hasta Camp de la Bota, donde estaba el castillo de las Cuatro Torres en Sant Adrià de Besòs?

Algunos dudan del origen de los nuevos habitantes, no se sabe si eran filipinos o chinos, o ambos colectivos a la vez. Lo que sí se sabe es que los chinos eran comerciantes que huyeron de su país por motivos políticos y migraron a Cuba donde encontraron por un tiempo su paraíso. Como suele suceder con los paraísos terrenales tienen obsolescencia programada, y así es como debieron otra vez migrar, y está vez, su destino fue Poblenou. Otros venían de Hong Kong y Taiwan y llegaron como trabajadores mal pagos.

De los filipinos se dice que huyeron del archipiélago tras la revolución de 1896 a 1898 y muchos de ellos, los que eligieron estar del lado de la corona española, llegaron a nuestras costas. Sin recursos, la playa fue su lugar de acogida, y unas cien barracas construidas con las maderas de sus propios barcos, se convirtió en puerto seguro de casuchas precarias. Una parte de los migrantes eran pescadores, y el mar se les ofreció sin mezquindades.

En ese conjunto desordenado de casas de madera precarias, urbanizadas con la prisa de poner los pies en algún lugar, también había calles, como la San Lorenzo, no todo era tan anónimo en el barrio de Pekin, y decidieron llamar a las cosas por su nombre. La exposición Universal de 1888 atrajo mano de obra del resto de España, futuros vecinos de la comunidad china, y pescadores de la Mar Bella y aquel top´´onimo oriental acabó casi olvidarse.

Junto a la población de origen asiático, había otra que provenía principalmente del ámbito rural catalán, de Aragón y de Valencia. Los habitantes de este barrio en su mayoría trabajaban para la Renfe o como pescadores, pero vivían en la precariedad de las barracas y pequeñas casas, a merced de las inclemencias del tiempo y del mar. El mar embravecido destruyó en varias ocasiones estas lúgubres viviendas.


Cuando Picasso llega a Barcelona, descubre la ciudad moderna, en ebullición durante la regencia de María Cristina, poco antes del asesinato de Cánovas por el anarquista Angiolillo, y con Sagasta dirigiendo consejos de ministros en una España en decadencia pero a cuyos gobiernos no les tiembla la mano en la represión de los movimientos obreros y populares, que pasará por la pérdida de las colonias y el atentado contra Antonio Maura protagonizado por otro anarquista, Joaquín Miguel Artal, que le clavó un cuchillo en el pecho al presidente del gobierno ante la entrada principal de la basílica de la Mercè, justo al lado de la casa donde vivía el joven Picasso con su familia.

Esa ciudad que empezará a recorrer un joven y enérgico Picasso, estaba llena de precarias viviendas obreras, con los trabajadores hacinados en rincones insalubres de la vieja Barcelona que había crecido entre murallas y en los nuevos barrios llenos de casuchas y de conventillos. Desde la Barceloneta hasta el Camp de la Bota se sucedían grupos de cabañas y chamizos donde vivían los más pobres. Las barracas de Pekín se crearon, hacia finales del XIX, en la playa y descampados del Camp de la Bota, donde hoy se encuentra el Fòrum barcelonés. Dicen algunos que los primeros pobladores fueron pescadores cantoneses o filipinos y por eso les llamaron Pekín, aunque no tenga nada que ver, y desde allí se extendieron hasta el Somorrostro que había aparecido ante los terrenos que ocuparía después el lazareto de la Barceloneta, jalonando arenales sucios y galpones de fábricas donde los obreros escupían los pulmones. Por allí crearían después ese hospital de infecciosos, que después llamarían del Mar, y ya existía la fábrica de gas de la Barceloneta, con tres gasómetros y ocho hornos de carbón.

Cuando el joven Picasso recorría la costa, aún no habían construido la torre de las Aguas, pero se veían muchas barracas: las del Somorrostro, las del cementerio, y las de Pekín. En un pequeño óleo, Playa de la Barceloneta, que Picasso pinta en 1896 con sorprendente perspectiva para un muchacho tan joven, nos muestra la playa de la Barceloneta en primer plano, con un caballo y carros. Al fondo, se escondían las barracas de Pekín.

En Playa de la Barcelonetael artista aprovecha la vista del litoral para realizar un magnífico ejercicio de perspectiva. Se sirve del agua al chocar contra la arena de la playa para trazar una diagonal que divide la composición. Aprovecha los dos espacios pictóricos para aplicar en ellos dos estilos artísticos diferentes. El que configura la playa y los elementos que la integran (fábricas de Poblenou, caballos… ) de marcado realismo y el que forma el mar y el horizonte marino , de pincelada más emotiva y libre y con una acusada difuminación del fondo. Es también un documento gráfico de la Barcelona de la revolución industrial.


rols

30 Desembre 2020


Havies cregut sempre que eres l’animal:
gasela que ha travessat el bosc de nit
a la recerca d’un tros de cel més vast
i es desorienta i s’extravia i s’espanta
quan veu sobtadament els fars d’un automòbil
(com l’enceguen, com avancem,
com li glacen el llom i li arquen l’espinada).
sempre pensant que tu eres la víctima.,
sempre amb la por del cop sec al capó
-la sang tacant el vidre, ni temps per a cridar.

En canvi, avui et sorprens en adonar-te
que a la fotografia que han capturat les càmeres
les mans que agafen el volant són com les teves.

Autor: Mireia Calafell

Ilustración: Iñaki Bilbao Delgado, “conduciendo en la noche” (1985)


puntillismo

29 Desembre 2020


La mirada desvalida
el bordado inacabado
en la mesa una taza.
Tristeza indiferente
repensando el pasado
ajado ya el destino.
Como derrota larvada
la nieve suicida que cae
una tarde de verano.

Autor: Javier Solé

Ilustración: Henry van de Velde, “Woman at the Window” (1889)

Del libro de poemas “El exilio interior” (ISBN 978-84-1304-853-6)


Olympia (Manet, 1863)

28 Desembre 2020


El pintor presenta la figura de una prostituta de alto postín, desnuda, tumbada sobre un diván, acompañada de su dama y de un gato negro. La modelo que posó para el cuadro fue Victorine Meurent.

La principal fuente de inspiración es la Venus de Urbino de Tiziano, copiada durante la estancia en Florencia de 1853 ó 1856. También existen ecos de la Maja Desnuda de Goya y la Odalisca con esclava de Ingres. Sin embargo, la novedad que aporta Manet es que se trata de una mujer real, lejos del exotismo de lo oriental o lo mitológico. Es decir, se trata de una escena contemporánea, inspirada en una poesía de Baudelaire dedicada a una cortesana.

La pincelada de Manet es muy segura, define con brillantez los detalles de las telas y emplea la mancha para las flores o las cortinas verdes del fondo. La bella figura de Olimpia mira con descaro al espectador, como si de un cliente se tratara.

Explícitamente inspirada en la Venus de Urbino de Tiziano, sin embargo el personaje central resulta ser una prostituta parisina. En lugar de las doncellas que acompañaban a los desnudos del Cinquecento, entra en escena llevando un ramo de flores una mujer negra, cuyo rostro, casi imperceptible sobre el fondo oscuro, contrasta con los tonos claros de su vestimenta oriental. Por otra parte las carnaduras de la mujer desnuda que mira directa y provocadoramente a los espectadores son contrastadas junto a las sábanas y las almohadas por el fondo oscuro, resaltando la atmósfera de íntima sensualidad. En lugar del cándido perrito arrollado que se encuentra en la Venus de Urbino, a los pies de Olympia encontramos un gato negro que simboliza a menudo la ambigüedad y la inquietud, estando implicado en relaciones o situaciones promiscuas o veladamente eróticas. Otros elementos simbólicos notorios: el brazalete que lleva la mujer desnuda pertenecía a la madre de Manet, el ramo de flores era un típico regalo que los clientes ofrecían a las meretrices de clase alta. La orquídea entre los cabellos es también una referencia al sexo ya que se creía que tal flor poseía poderes afrodisíacos —de hecho el nombre de la orquídea tiene etimología sexual—. Por otra parte Olympia calza un solo zapato de tacón, esto en las pinturas alegóricas ha sido usado como símbolo de la inocencia perdida, además cabe notar que la orquídea, el brazalete y la pantufla con taco (por lo cual parece casi un zueco) cumplen la función sexual de fetiche y enfatizan su desnudez.

Se produce un notable contraste entre la figura de la modelo, y la ropa, tanto de la cama como de la criada negra, con el fondo, oscuro, del resto del cuadro. En este predominio en armonía del negro y el blanco, las únicas manchas de color son, por un lado, los bordados florales tipo oriental de una tela de seda, especie de mantón con flecos, que hay sobre la cama y del ramo de flores que le trae la sirvienta, que en cierto modo repite los colores de las flores bordadas.


invierno en Louveciennes (Alfred Sisley, 1878)

27 Desembre 2020


La nieve es un tema que se presta bien a la interpretación poética. Los impresionistas hicieron suyo este tema y fue a menudo el motivo principal en sus investigaciones.

Para Sisley en particular, el campo en invierno tenía una verdadera atracción, ya que su temperamento solitario y reservado era ideal para capturar la tristeza y la desolación de la naturaleza.

En Snow at Louveciennes, la nieve acaba de caer y todavía está impecable, sin huellas que la estropeen. Es como algodón. Solo algunos troncos de árboles y la silueta de una mujer que se aleja marcan esta decoración irreal. El camino lleva directamente al fondo. El mundo está enterrado en un gran silencio blanco. Enterrado, pero también sombrío; la solitaria figura, la luz de la tarde moribunda. Hay una sensación de vacío en la pintura.

A Sisley le gustaba pintar escenas de nieve porque le permitía estudiar las ligeras variaciones de la luz y experimentar con diferentes tonos de color y sombras.

En “Efecto de nieve en Argenteuill” (1874) plasma los rayos de sol depositándose sobre un paisaje nevado y produciendo un juego de sombras cautivador.

Al agregar pequeños toques de color al lienzo la tierra parece irradiar reflejos azulados o rosados ​​en lugar de simplemente blancos.


niebla

26 Desembre 2020


“Se desliza la niebla

nada inquieta
su paso silencioso”

(Begoña Abad)

Hay una niebla persistente
que se filtra por las rendijas de las ventanas
recorre en silencio los pasillos blancos
entra sin llamar por debajo de las puertas
busca el cuerpo inerte que descansa en la cama
y lo abraza.

Autor: Javier Solé

Del libro de poemas “Las hilanderas” (ISBN 978-84-9160-877-6)


el paseo (mañana de navidad)

25 Desembre 2020

“el escritor que tiene más posibilidades de cosechar éxito es aquel que se empequeñece al máximo, tanto ante los contemporáneos como ante la posteridad” (Robert Walser)

Mota inerte oscura,
sobre la nieve descansa
la soledad.

Consagra en el silencio
la copla de los pájaros,
las voces del niño errante,
el siseo de los abetos
el poema de las estrellas,

un sonido en el sombrero.

Epitafio del paseo.
Y sepultura serena
donde ver la hierba crecer.

Autor: Javier Solé

Fotografía de Robert-Walser muerto sobre la nieve.

Murió mientras paseaba en la nieve, en una de sus incontables caminatas diarias, en la Navidad del año 1956, en Suiza cerca del sanatorio de He-risau. Fue encontrado por unos niños.

Más información en:

https://www.elconfidencial.com/cultura/2016-12-16/robert-walser-siruela-el-paseo_1304411/

El día de Robert Walser


nieve en el mar

24 Desembre 2020


“sense el dolor
mai no hauríem pogut estimar així”

(Joan Margarit, fragmento del poema “De senectute”)

A Maribel

Una tarde de agosto
en la orilla de la playa
los zapatos alineados
desvelan la quimera.

Esta nevando en el mar.
La costa es un páramo.
El añil de los ausentes
flirtea con el albino.

El goce, efímero.
La pena, tenaz.

Los muertos no se alejan.
Ellos formulan preguntas.
El mutismo las respuestas.

El calzado ordenado
perseverante aguarda
la Epifanía.

Autor: Javier Solé

Fotografía de Maribel Alarcón, junio 2017

Del libro de poemas “Latido de cenizas” (ISBN 978-84-1350-949-5)


constància

23 Desembre 2020


Trobar-te sempre.
No poder desfer-te de tu.
En els marges del vers,
en el foc de la nit,
en l’amor pels miralls,
en l’odi pels miralls,
en el reflex mortal
de la mirada de Medusa.

Autor: Mireia Companys Tena

Fotografía de Noell S. Oszvald

CONSTANCIA

Encontrarte siempre.
No poder deshacerte de ti.
En los márgenes del verso,
en el fuego de la noche,
en el amor por los espejos,
en el odio por los espejos,
en el reflejo mortal
de la mirada de Medusa.


anaxímenes

22 Desembre 2020


Potser calgui inspirar
per inspirar-se.

Però el moment
de la veritat
-la mort, el poema-
arriba sempre
amb una expiració.

Autor: Gemma Gorga

Ilustración de Susana Ragel