retrato de Helena Kay (Winslow Homer, 1874)

31 Juliol 2020


Este pequeño retrato en un interior es uno de los pocos realizados por Winslow Homer, cuyos paisajes y escenas de ocio suelen estar protagonizados por personajes anónimos. Helena de Kay pertenecía al círculo de artistas e intelectuales que ocupaban los estudios de la Tenth Street neoyorquina, con los que Homer se relacionó al comienzo de su carrera. Su estrecha amistad con De Kay se tradujo en este lienzo de tonos oscuros, en la que la modelo aparece sentada de perfil, cabizbaja, con un libro entre sus manos. La composición guarda grandes similitudes con la pintura de Whistler Composición en negro y gris nº 1: retrato de la madre del artista (1871). A la espalda de la retratada, caída en el suelo, aparecen una rosa y dos de sus pétalos arrancados, lo que contribuye a la atmósfera melancólica de la pintura.
Transcurrido un tiempo, Homer regaló esta obra a De Kay con motivo de su boda con el editor Richard Watson Gilder. La inscripción en el ángulo inferior derecho, “June 3rd 1874”, recoge precisamente la fecha del enlace de la que, según algunos autores, fue el gran amor del artista.

La acuarelista Helena de Kay (1847-1916) ocupaba uno de los estudios del Tenth Street Studio Building, donde también comenzó a trabajar Homer a partir de 1871. Esta joven, de familia acomodada y mentalidad progresista, formaba parte del grupo que en 1877 fundaría en Nueva York la Society of American Artists junto a su hermano Charles de Kay, editor de arte y literatura del New York Times y mecenas de Winslow Homer, y a su marido Richard Watson Gilder, editor de Scribner’s Magazine, cuyo domicilio cercano a Union Square se convertiría en punto de encuentro para las actividades de dicha sociedad.

De inmediato Homer sintió hacia ella un amor al parecer no correspondido, y precisamente este retrato se convertiría en su regalo de bodas el 3 de junio de 1874, tal y como reza la inscripción en la parte inferior derecha del cuadro. La modelo nunca se desprendió del cuadro.

Aunque Homer generalmente representaba a las mujeres en espacios exteriores, pintó de forma excepcional una serie de obras en escenarios interiores en las que estudiaba su lado más soñador e introspectivo. Helena de Kay, la pensativa modelo, vestida de estricto color negro, se encuentra sentada de perfil en una butaca de respaldo curvo estilo Imperio en un interior muy sobrio, apenas definido por la horizontal del rodapié y las líneas de fuga de las maderas del suelo. La pared desnuda y el primer plano vacío, con la única excepción de la rosa caída sobre la tarima, enfatizan la soledad y melancolía de la figura y conducen la mirada del espectador hacia la cabeza inclinada de la joven y hacia sus manos, que sujetan un libro cerrado en el regazo.


columpio en el mar

30 Juliol 2020


“Y así seguir
sin llegar nunca a la costa que soñamos”

(Gabriel A. Jacovkis, fragmento del poema “Navegante”)

Imaginar un lugar increíble
no importa a qué distancia
sin cartógrafo y sin brújula.

Inventar un tiempo improbable
donde lo eterno
haga el reloj yermo.

Concebir un futuro inviable
de contramaestre la esperanza
las ilusiones marineras.

Pelear,
los ojos lacrados
el corazón sajado.

Autor: Javier Solé

Fotografía de Robert Jahn

Del libro de poemas “El exilio interior” (ISBN 978-84-1304-853-6)


ancestral

29 Juliol 2020


Enterrando mi cabeza en la tierra
pensaron enseñarme la profundidad del universo
y lo único que vi fueron huesos,
excremento ancestral
cenizas,
y restos de otros
que como yo
tampoco entendieron nada.

Autor: Blanca Haddad

Ilustración de Zdzislaw Beksinski


hamlet hubieras

25 Juliol 2020


a Jorge Money, in memoriam

¿Y vos qué hubieras hecho padre de no haber desaparecido?
¿Hubieras criado a tus hijos o los habrías llevado contigo para otro sueño?
¿Hubieras cobrado una pensión por ex guerrillero o un sueldo de burócrata?
¿Hubieras abierto una unidad básica o te hubieras pasado de bando y leerías La Nación?
¿Te hubieras guardado a llorar dentro de tu casa sin salir? ¿Cuántos cuadros hubieras querido bajar de las paredes infames de la Historia? ¿Hubieras devenido empresario o espurio financista? ¿Pagarías tus impuestos? ¿Escribirías tus memorias? ¿Hubieras vendido cámaras de seguridad para municipios? ¿Pedirías mano dura para los delincuentes? ¿Llenarías las calles de policías? ¿O hubieras sido echado de alguna empresa indemnizado si acaso hubieras?
¿Y si más tarde hubieras muerto por otra causa dado por enfermo, entonces el “hubieras” sería ridículo? ¿Hubieras proyectado tu espíritu joven sobre el de tu hijo o el de tus nietos? ¿Hubieras sido mejor padre que yo? ¿Hubiera sido yo quien soy o sería otro incalculable? ¿Qué hubieras hecho me pregunto mientras la sombra de mi propia neurosis se desvanece?

Autor: Julián Axat

Ilustración: Pío Collivadino, “Casa en construcción” (1931)


Vignemale

24 Juliol 2020


“En la esperanza crece la montaña”

(Juan Eduardo Cirlot)

A Joan de la Vega

Una noche al raso
la odisea -invariable-
de atisbar
en el polvo
suspendido
tu rastro.

El valle,
útero de la dicha.

La cumbre,
trono del misterio.

Era el silencio un grito mudo.

Autor: Javier Solé

Del libro de poemas “Latido de cenizas” (ISBN 978-84-1350-949-5)

Fotografía de Henry Russell

Henry Russell fue uno de los grandes pirineístas del siglo XIX. Dedicó gran parte de su vida al conocimiento inagotable de las altas montañas que se extienden a ambos lados de la cordillera. Impregnado del espíritu romántico de su tiempo, buscó la plenitud en la inmensidad de los paisajes pirenaicos y escribió después sobre su experiencia pionera en unas cumbres por aquellos días casi vírgenes y aún desconocidas del gran público. Vivió la montaña con la pasión de un enamorado y con el recogimiento franciscano de un místico. En la soledad y la belleza de los espacios agrestes de los Pirineos, persiguió una elevación espiritual que al descubrimiento de lo nuevo añadía un deseo casi panteísta de fundirse con la naturaleza en su estado más puro y genuino. En el esfuerzo de las largas caminatas, supo apreciar con sensibilidad exquisita toda la poesía que atesoran las piedras, las nieves, las aguas y los bosques de las hermosas montañas pirenaicas.


poema sin título

23 Juliol 2020

Atiende:
si mi hijo
si nuestro hijo
fuera naciera sol o
luna homosexual poeta
o guerrillero ah si creciera
guerrillero o usurero al tanto %
o asesino oficinista vendedor de
peines en el subte o suicida flor
o cardo violador de tumbas o impasible
espectador del mundo comprensible padre de
familia actor de cine Rita Hayworth Tyrone Power
sacerdote verdugo militar terrorista puta carcelero
en la exacta mitad de tu ombligo te explico Manés que
si nuestro hijo recoge la bandera que dejamos o por
el contrario un ejemplo la olvida la traiciona la
veja la vende a razonable precio entendeme
si nuestro hijo mañana es muerto por ir más
allá de donde fuimos o por menos o por
error o por justicia o por lo que sea si
los muertos somos nosotros vos o yo o
los dos y él quien nos fusila de todos
modos Manés habremos ganado
porque la libertad es lo único que
debemos legarles a los demás
compañera amiga mía
no tiene mayor
relevancia.

Autor: Jorge Money

Ilustración de Laura Steerman


la nueva casa

22 Juliol 2020


En la nueva casa escucho volar
a un pájaro,
le pongo migas de pan en la ventana,
sobre la mesa, en la biblioteca.
Lo busco, pero no lo encuentro.

En la nueva casa el aullido de un lobo
abre las ventanas a la noche,
le respondo en el idioma de nuestros antepasados
y espero a que se acerque.
Lo busco, pero no lo encuentro.

En la nueva casa me despierta el barritar de un elefante,
salgo a su encuentro, le pongo agua fresca
y fruta en el porche.
Lo busco, pero no lo encuentro.

En la nueva casa alguien me deja
zumo de limón en largos vasos de cristal,
música de Haendel y Battiato,
gachas de avena sobre crema de arroz
y libros de Mary Wollstonecraft sobre la mesa.

Debe de conocer bien mis gustos.
Me busca. Lo busco.

Autor: Marta Navarro


advice to writers

21 Juliol 2020


Cuando te sientes a escribir, asegúrate
de que has recogido bien el comedor,
puesto el lavavajillas, apagado la plancha,
recitado oraciones en todos los idiomas,
tomado aire con los pulmones de otro hombre.

Asegúrate también de cambiar antes las bombillas
fundidas de la casa, de caminar con tacones
y una larga melena rubia
sobre la línea amarilla de la carretera,
de aprender a conducir con los ojos cerrados.

Cuando te sientes a escribir, asegúrate
de haber hecho el amor y un pastel de manzana,
de haber sentido en la piel
la doble soledad de los amantes,
de haber dormido al raso
en los tejados de la biblioteca pública,
de haber fracasado de todas las maneras posibles,
de haber tenido hijos, aunque no tengas hijos.

Y si los tienes, hazme caso:
lo mejor que puedes hacer es olvidarte
de escribir y salir de tu estudio
a jugar con ellos un rato, a preguntarles
si tienen frío, o hambre, si han tenido un buen día.

Muestra interés también por conocer
cuál es su número de la suerte,
el último poema que les ha empujado
por los raíles de una montaña rusa
o si el verde sigue siendo su color favorito,

No vaya a ser que venga alguien
y te lo pregunte y te quedes helado
(como una vieja estufa averiada
en el invierno más crudo de los últimos años)
apretando los labios, sin saber qué contestar.

Autor: Julio Rodríguez

Ilustración: Duyh Huynh, “el escritor”


el tiempo perforado (Rene Magritte, 1938)

20 Juliol 2020


“Mis cuadros son una manifestación visual de la poesía”

En “El tiempo perforado” se representa el concepto del tiempo mediante un reloj que lo mide y un tren que indica su inevitable avance.

La pintura representa una locomotora que sobresale de una chimenea, a todo vapor, en una habitación vacía. Sobre la repisa de la chimenea hay un espejo alto. Solo el reloj y un candelabro de pie sobre la repisa de la chimenea se reflejan en el espejo.

Todo está congelado en un instante, como indica el tren firmemente anclado en la pared. La chimenea representa un túnel de dirección única y el espejo, que mira hacia atrás, el pasado.

René Magritte (1898-1967), uno de los mayores representantes del surrealismo, ejerció siempre un control absoluto sobre todo lo relacionado con su obra.

Las imágenes de Magritte, siempre ingeniosas y provocadoras, no fueron nunca concebidas para una contemplación apacible. Su objetivo era sorprender y desafiar esa idea preconcebida de la realidad que tiene el observador, forzándole a cuestionarse el entorno que lo rodea. Un misterio hecho “para ser confrontado, no analizado”.

La obra de Magritte Las Maravillas de la Naturaleza (también llamada Canción de Amor), ilustra plenamente la sensibilidad poética del pintor belga. En ella representa dos amantes con cabeza de pescado, aparentemente unidos por el canto.


lo que me queda

17 Juliol 2020


Cara a cara con mis fantasmas
recito, pinto, dibujo.
el resto se tambalea
como cuando me emborracho en las ceremonias.
No creo en tus ceremonias.
Ni en las mías.
Solo creo en la catarsis.
Solo después de la catarsis siento
una gota de justicia.

Autor: Blanca Haddad

Ilustración de Andrea Kowch