street in Venice (John Singer Sargent, 1882)

31 gener 2021


La pintura es una de las escenas venecianas pintadas por Sargent, quien pasó la mayor parte de su vida en Europa, durante su estancia en la ciudad. Como en sus otras obras, ignora en gran medida los aspectos arquitectónicos por los que la ciudad es más conocida y, en cambio, se centra en imágenes vanguardistas de la calle. La influencia del impresionismo es evidente en varias de las características de esta obra, especialmente en las amplias pinceladas de su vestido y el inusual recorte de la composición.

La mujer es observada por dos hombres intimidantes, de color oscuro, acurrucados en conversación a la derecha del marco. En el medio del fondo, una pareja está sentada afuera de un café o bar, también enfrascada en una conversación. La pareja está interesada solo en ellos mismos, en contraste con los dos hombres. Su mirada sigue a la chica, mientras sus ojos bajos deliberadamente evitan su atención. Su chal y el dobladillo de la falda se muestran fluidos, lo que sugiere que pasa rápidamente por delante de ellos.

El escenario de Venecia es significativo; el artista ha alejado el momento del entorno cosmopolita de Londres, París o Nueva York, ciudades que le son más familiares y que considera más refinadas. Al igual que en otras escenas venecianas de Sargent, la calle está mayormente oscura.


perdón

30 gener 2021


Siempre que vuelvo a Linares,
la ciudad donde nací,
hay alguien que me recuerda
que soy idéntico a mi padre.

Antes, cuando escuchaba eso,
me irritaba y me entristecía
a partes iguales;

pero ahora
que lo veo viejo
y cercano a la muerte,
me miro al espejo

y me digo
que ya es hora
de aprender a perdonarme.

Autor: Patricio Rascón

Ilustración: Andrei Zadorine, “father” (2016)


nieve

29 gener 2021

Empieza
a
caer
otro
poco
de
nieve

Como si fuera poca
Toda la nieve que ha caído en Rusia
Desde que el joven Pushkin
Asesinado por orden del zar
En las afueras de San Petersburgo
Se despidió de la vida
con estas inolvidables palabras:

Empieza
a
caer
otro
poco
de
nieve

Como si fuera poca
Toda la nieve que ha caído en Rusia
Toda la sangre que ha caído en Rusia
Desde que el joven Pushkin
Asesinado por orden del zar
En las afueras de San Petersburgo
Se despidió de la vida con estas inolvidables palabras

Empieza
a
caer
otro
poco
de
nieve…

Autor: Nicanor Parra

Ilustración: Ilya Repin, “Duelo en la nieve” (1899)

El duelo fue en la tarde. Hacía quince grados bajo cero y soplaba un viento ártico. El capitán Georges D’Anthés disparó primero. Aleksandr Pushkin se desplomó sobre la nieve, envuelto en su abrigo de piel de oso. Creyó que sólo tenía una herida en el muslo y de rodillas apuntó a D’Anthés. El disparo le atravesó la mano y le fracturó dos costillas. Sus padrinos llevaron a Pushkin en trineo hacia su casa. Sadler, el primer médico que lo atendió, se limitó a ponerle una compresa. El segundo, Arendt, le dijo que el daño era de muerte y no tenía esperanza de recuperación.

La agonía se prolongó 48 horas. Pushkin murió el 29 de enero de 1837, antes de cumplir 38 años. No hubo artículos en los diarios. Un joven escritor, Mijail Liérmontov, hizo una elegía que le costó el destierro. En ella insinuaba que la muerte de Pushkin fue en realidad un asesinato. Los intentos de acallar lo ocurrido no sirvieron de nada: 32 mil personas asistieron al entierro, auténtica multitud en cualquier parte, sobre todo en una Rusia donde sólo una minoría disfrutaba del privilegio de la lectura.

Muchos creen que en efecto el responsable de la muerte es el zar Nicolás I. Tenía muchos motivos para deshacerse de Pushkin. El codiciar a su esposa Natalia Goncharova era sólo uno de ellos. Pushkin estaba en la posición insostenible de ser al mismo tiempo el cronista oficial del imperio y el poeta más popular de Rusia. En los resquicios de la censura lograba filtrar versos y narraciones que expresaban una actitud crítica y una condena del absolutismo.

Más información en:

Pushkin o el rayo que no cesa


el derrotado

28 gener 2021


Atrás quedaron los escombros:
humeantes pedazos de tu casa,
veranos incendiados, sangre seca
sobre la que se ceba -último buitre-
el viento.
Tú emprendes viaje hacia adelante, hacia
el tiempo bien llamado porvenir.
Porque ninguna tierra
posees,
porque ninguna patria
es ni será jamás la tuya,
porque en ningún país
puede arraigar tu corazón deshabitado.
Nunca -y es tan sencillo-
podrás abrir una cancela
y decir, nada más: «buen día,
madre».
Aunque efectivamente el día sea bueno,
haya trigo en las eras
y los árboles
extiendan hacia ti sus fatigadas
ramas, ofreciéndote
frutos o sombra para que descanses.

Autor: Ángel González

Ilustración: Una foto de febrero de 1939 en la que soldados republicanos españoles huyen de España y llegan a Francia después de la victoria de las tropas militares sublevadas.


viento y árbol

27 gener 2021


“el árbol quiere la paz, pero el viento no se la concede”

(Proverbio chino)

Extraño

e

Insólito.

Hace horas
cesó de soplar el viento
y, sin embargo,
la copa de los árboles
se estremece agitada.

Contemplar esta minúscula rebeldía
contra la quietud o la obediencia
es un legado.

Extraño. Insólito.

O, simplemente,

Hermético.

Autor: Javier Solé

Del libro de poemas “Las hilanderas” (ISBN 978-84-9160-877-6)


la pena de las barcas

26 gener 2021


La pena de las barcas en tierra,
de los triciclos sin niño,
de las sillas rotas.
Ese rumor
que parece haber estado siempre,
ese sabor a óxido.
Cierro la ventana
y hago huir el paisaje.
Camino hacia el interior.

Autor: Gabriel A. Jacovkis

Del poemario “El labio en la roca”

Ilustración: Enrique Martínez Cubells, “atardecer con barcas”


definiciones para esperar mi muerte

25 gener 2021


Puedo cerrar los ojos
Lejos de las pequeñas sonrisas que conozco.
Escuchando estos ruidos recién llegados.
Viendo estas caras nuevas.
Como si de pronto los mil lentes de la locura
Me trasladaran a un planeta ignorado.
Estoy lleno de voces y de colores
Que juraron acompañarme hasta la muerte.
Como amantes resignadas
Al breve paso de mi eternidad.
Sé que hay recuerdos que querrán abandonarme
Sólo cuando mi cuerpo hinche un hormiguero sobre la tierra.
Sé que hay lágrimas largamente preparadas para mi ausencia.
Sé que mi nombre sonará en oídos queridos
Con la perfección de una imagen.
Y también sé que a veces dejará de ser un nombre
Y será sólo un par de palabras sin sentido.
Estoy lleno de voces y de colores. Unas veces
Recogidos en el sonambulismo de la marcha.
Otras, inventadas tras mi propia soledad.
Con ello se integra un cortejo final de despedida.
Se cambiarán en lágrimas y palabras piadosas.
Pero hoy, en medio de lo que todavía no he podido amar,
Evoco a los marinos encerrados en las paredes altas de la tormenta;
A los soldados caídos sobre hierbas lejanas;
A los peregrinos que duermen bajo la sombra de árboles innominados;
A los niños que yacen contemplando el yeso de los hospitales
Y a los desesperados, que entregan el último gesto
Frente al paisaje final e instantáneo de la demencia.

Autor: Homero Manzi

Ilustración: Antonio Berni, “naturaleza muerta con guitarra” (1927)


jarcha

24 gener 2021


Escucho por casualidad
en el idioma de mis padres
una canción antigua.
El vuelo de los vencejos
vadeando las fronteras.
Descubro la nostalgia
del amor que no sentí,
de la vida que no viví.

Autor: Javier Solé

Ilustración: Granada, Paseo de los Tristes

Del libro de poemas “El exilio interior” (ISBN 978-84-1304-853-6)


el pueblo y sus falsos líderes (Orozco, 1937)

23 gener 2021


En el mural “El pueblo y sus falsos líderes” Orozco retrata a una muchedumbre de hombres esqueléticos y calvos que se alzan en contra de un grupo de individuos que visten ropas de capataces e intentan defenderse del ataque con libros y herramientas. La escena es una representación del pueblo mexicano enfrentándose a los “falsos líderes” que utilizan la teoría y la fuerza para mantener subyugados a los más vulnerables. Los cuerpos raquíticos y rostros idénticos de los trabajadores contrastan con los de sus patrones y represores, que son hombres regordetes e individualizados, que parecen señalar los libros que portan para justificar su comportamiento autoritario, momentos antes de ser consumidos por las llamas y los puños de la multitud. El fuego era visto por Orozco como energía, como fuerza devastadora y transformadora. Aquí lo representó como llamas ardientes o como un lienzo de color rojo sangre.


bodegón

22 gener 2021


Las nueve y la cocina está en penumbra:
estoy sentada ante una mesa tan grande como el desierto,
ante unos alimentos que no sé cómo mirar,
y si les preguntara, ¿qué me contestarían?
Son naranjas de una cosecha a destiempo,
mandarinas sin imperio,
acelgas verde luto,
lechugas verde olvido,
apios sin cabeza,
verde nada,
verde luego,
verde enfín.
(Bandejas de promisión
en el condado del desamparo.)
La tarde se dilata en la cocina
y aquí no llega el sonido del mar.
La soledad de las naranjas se multiplica:
no hay pregunta para tanta opulencia,
aquí, en la serenidad de esta banqueta de tres patas,
rodeada por una muralla de mandarinas huérfanas,
una legión de plátanos sin mácula,
un bosque de perejil más frondoso
que la selva tropical.
Alimentos mudos y sin perfume:
os miro y sólo veo una caravana de mercancías,
el sueño de los conductores,
una urgencia de frigoríficos
y un rastro de agua sucia atravesando la ciudad.

Autor: Guadalupe Grande

Ilustración: Sasha Hartslief, “waiting”