John William Waterhouse (1849-1917), pintor británico que en sus comienzos estuvo influenciado por el neoclasicismo victoriano. Posteriormente queda adscrito a la corriente prerrafaelista. Temáticamente aborda primero la antigüedad clásica y más adelante los literarios, siempre con un estilo suave y misterioso, imbuido de romanticismo, que permiten encuadrarlo dentro del simbolismo.
Cuenta la historia de una dama misteriosa, llamada Elaine o Elena, encerrada en una torre gris donde se ocupaba de tejer noche y día un tapiz en el que representaba el mundo (las cercanías de Camelot) tal y como ella lo veía a través de un espejo, pues, presa de alguna maldición, le estaba prohibido contemplarlo desde su ventana (la imagen recuerda poderosamente el mito de la caverna de Platón). Los campesinos que la oían cantar al amanecer la consideraban un hada. Un buen día, la joven contempló al caballero Lancelot en el espejo y quedó prendada de él, dejó su tarea y dirigió la mirada hacia Camelot a través de la ventana. En ese instante, el espejo se rompió, y el tapiz salió volando. La joven se atrevió a salir de la torre y tomó una barca, en cuya proa escribió su nombre, dispuesta a deslizarse por el río hasta llegar al palacio y encontrar a su amado. En su viaje, su dulce canto se iba extinguiendo a la par que su vida. Sólo su cadáver llegó a puerto.
En la escena que pinta Waterhouse se ve a Elena en una barca, fluyendo en dirección a Camelot. Se nos muestra una muchacha indefensa, con una simple túnica blanca en lugar de la poderosa bruja con el elegante vestido que solía tener. Su aspecto es el de una mujer agotada y caída a su destino, a su muerte. Su mirada está ausente, y sus brazos abandonados en señal de rendición.
Si se observan los detalles, se ven las telas en la barca que ella misma había tejido. Estas narran las aventuras de los Caballeros de la Mesa Redonda, así como el amor que siente por Lancelot. También cobran importancia las velas, que se van apagando a medida que la dama avanza hacia su destino.
El paisaje inglés de fondo se reduce a trazos de color apagado y los juncos que aparecen en primer plano se muestran mediante simples pinceladas. La riqueza de color y los magníficos detalles sólo se utilizan para enfatizar la figura central. Waterhouse se concentra en la atmósfera y la decoración que tan bien ejemplifica Lady of Shalott; hay menos insistencia en el diseño, y más en la atmósfera.
Más información en:
http://johnwilliamwaterhouse.jimdo.com/obras/la-dama-de-shallot/
Walter Crane (1845-1915, también inglés había realizado una versión de la misma leyenda donde la dama yace ya definitivamente dormida. Resalta cromáticamente su vestido blanco y la tonalidad oscura de los árboles, del agua del río, de la propia barca. De esta manera la figura yacente de la dama que se desplaza suavemente transmite una serenidad elegíaca.
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