En las noches dels Quatre Gats, Picasso conoció a otro pintor de su edad, Carles Casagemas. Los dos tenían dieciocho años, aspiraban a ser pintores y se hicieron muy amigos. Compartieron estudio en la desaparecida calle Riera de Sant Joan, en el Barrio Gótico, y visitaban frecuentemente los burdeles de la ciudad. Un buen día decidieron viajar a París, para visitar la Exposición Universal de 1899. Se instalaron en el estudio que les prestó Isidre Nonell en el 49 de la rue Gabriel. Los pintores se hacen amigos de varias modelos modelos que posaban habitualmente para los españoles. La pandilla vivía intensamente la noche. Frecuentaban los cabarets nocturnos de la ciudad, especialmente el Moulin Rouge. Noches de bohemia, de absenta y de opio, de devaneos amorosos.
Casagemas se enamora de Germaine pero ella es una mujer libre que no estaba dispuresta a guardar fidelidad al joven. Casagemas era muy romántico y estaba cada vez más enamorado. Pero Germaine se burlaba de sus repetidas demandas de matrimonio y le tildaba de impotente. Hay que señalar que Casagemas bebía mucho y tenía adicción a la morfina, por lo que las burlas cada vez más crueles de Germaine posiblemente tenían algún fundamento y sus toxicomanías le causaban algún problema de erección.
Picasso comenzó a preocuparse. Le convenció para volver a Barcelona para Navidad, y aprovechó para llevarlo a varios burdeles a ver si así olvidaba de una vez a Germaine y que de paso superase su complejo. Luego pasaron la Nochevieja en Málaga, con idéntico programa: mujeres y alcohol. Pero Picasso tenía que ir luego a Madrid, para fundar con Francisco de A. Soler la revista Arte Joven (una publicación inspirada en las revistas modernistas catalanas Pèl i Ploma y els Quatre Gats). También quería aprovechar para visitar el Museo del Prado y pintar algunas copias de los maestros clásicos, sobre todo del Greco. Pero Casagemas obsesionado con Germaine, regresó a París.
Ya en París, Casagemas se encontró con la habitual indiferencia de Germaine, que siempre impasible ante sus requiebros amorosos, volvió a reiterar sus burlas y rechazó nuevamente sus insistentes propuestas matrimoniales.
Aquella misma noche, el 17 de febrero de 1901, el grupo de amigos cenaba en L’Hippodrome, un restaurante de París situado en la esquina del bulevard de Clichy, rue Calaincourt y rue Forest, en la falda de Montmartre. Entorno de la sopa caliente se reunieron Germaine, Odette, Manolo Hugué, Manuel Pallarés, Frederic Pujolà y Alexandre Riera, amigos de noches etílicas y desenfrenadas y de mujeres fáciles. El vino, abundante, corría de copa en copa. Casagemas, muy exaltado, se levantó e improvisó una especie de discurso, en el que declaró que iba a volver definitivamente a Barcelona y reiteró sus habituales declaraciones de amor por Germaine, a quien pretendía llevar con él. Por toda respuesta Germaine se encogió despectivamente de hombros. Casagemas, despechado, sacó un revólver y ante el asombro de todos disparó primero contra Germaine y luego contra sí mismo. Casagemas murió desangrado antes de llegar al hospital.
En este cuadro, “El entierro de Casagemas” (1901), Picasso conmemora la muerte de su amigo. El cuadro ofrece ciertas semejanzas con El entierro del Conde de Orgaz, puesto que existe una clara división entre el plano inferior o terrenal, donde yace el cadáver, y el plano superior o plano celestial. Sin embargo, hay también grandes diferencias con El entierro del Conde de Orgaz: en la parte inferior aparecen varias mujeres de luto velando el cadáver, mientras que en la parte superior no encontramos ángeles, santos o figuras religiosas sino prostitutas, niños y mujeres.
Picasso quiere pintar de algún modo el funeral de su amigo. Picasso no había asistido ni a su entierro en Montmartre ni al funeral que se hizo en Barcelona. Un funeral que tampoco se pudo celebrar con honra por tratarse de un suicida. Picasso pinta un paraíso prostibulario en donde coloca a su amigo, que llega a caballo y donde los ángeles que lo reciben son mujeres desnudas con medias y ligueros, en una apoteosis de morfina, absenta y lupanares, el ambiente donde los dos amigos desarrollaron su amistad. Picasso intenta devolver a la vida a su amigo a la vida – tal como ellos la entendieron – en un paraíso hedonista, concupiscente y vicioso.
En la zona superior crea una visión del paraíso en la que libera el espíritu atormentado de su compañero y, de paso, exorciza algunos de sus propios demonios, al darle aquello que no tuvo en vida. En su paraíso particular, Casagemas aparece montando un caballo blanco y con una figura femenina desnuda que se aferra a él de forma desesperada: Germaine. El disfrute de la pasión que al joven le fue negado en vida, queda representada por medio de otras tres figuras femeninas desnudas, ataviadas únicamente con unas sensuales medias. Para terminar, una madre con dos hijos pequeños insinúa que el pintor en el cielo ha quedado liberado de su impotencia.
En el período posterior (1901-1904), Picasso elige una paleta fría, de colores azules y apagados. Los personajes que aparecen en sus cuadros en esa época presentan un perfil marcado, unos cuerpos deformados y alargados a la manera del Greco y transmiten un sentimiento de melancolía, tristeza, miseria y abandono. Y soledad. Sobre todo, una profunda soledad. Podemos decir que el azul se transforma en los pinceles de Picasso en el color del llanto y de la desesperación.
Más información en:
http://arbor.revistas.csic.es/index.php/arbor/article/view/1889/2083
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