un viático en el Baztán (Javier Ciga, 1917)

28 febrer 2021

En 1917 Ciga presenta a la Exposición Nacional de Madrid su otra obra maestra Un Viático en Baztán. Con esta obra, Ciga participa de una constante en la pintura hispánica de fin de siglo, que es el progresivo tratamiento de los temas religiosos desde una perspectiva más etnográfica y costumbrista.

Los modelos que aparecen en el cuadro son reales. La elección de los figurantes era fundamental para dar veracidad y realismo a la escena. Ciga era consciente de que estas pinturas etnográficas eran un retrato colectivo, en el que podía elegir a sus personajes atendiendo a sus características físicas y psicológicas

El tema recoge el momento en el que el grupo de mujeres enlutadas provistas de cirios, forman el cortejo procesional precedidas por el que llegará a ser prelado doméstico de su Santidad (Monseñor Mauricio Berekoetxea), que revestido con capillo de viático protege el copón, y ayudado del monaguillo (Juan Lasa), se disponen a entrar en la casa del enfermo para administrar los santos óleos y últimos sacramentos.

La figura del monaguillo (Juan Lasa), es un ejemplo de placidez y rostro angelical, resaltado por un espléndido contraluz. El rito y el término, hacen alusión a la vía o camino y al alimento espiritual para emprender este último viaje. El acto se realizaba en absoluto silencio, tan solo roto por la campanilla del monaguillo, que lo iba anunciando para que la gente se arrodillara a su paso y acompañado todo ello por el tañido de campanas de viático, que precedían a los posteriores toques de agonía y óbito.

Son recibidos por el señor del palacio (Vidal Apezteguía); a la derecha, en primer plano, aparece un grupo de tres mujeres (Isabel Elizalde es la más joven y se coloca al fondo con el resto de figurantes, que eran asiladas de la Misericordia de Elizondo). La escena se desarrolla en el palacio de Askoa en Elbete y culmina con el paisaje del fondo, donde aparecen la antigua iglesia de Elizondo, la sinuosidad de los montes, el verdor de los prados, todo ello impregnado de ese bucolismo, que lo enmarca magistralmente. En la pintura se combinan dos espacios; uno exterior y otro interior.

En un auténtico alarde compositivo, sitúa un primer grupo de figuras en el ángulo inferior derecho, compuesto por el señor de la casa que recibe al cortejo procesional junto al grupo de mujeres enlutadas (colocadas siguiendo un esquema piramidal, contrastan la juventud de la última figura con la vejez de las que aparecen en la primera fila), una vez más Ciga trata simbólicamente el paso del tiempo y las edades del ser humano; hace un estudio psicológico, a través de estos rostros que son registros de vida, marcados por la dificultad, vejez, pero a la vez revestidos de enorme dignidad moral.

Este grupo conduce hacia el otro conjunto compacto de figuras en la zona central, ocupada por el eclesiástico y las mujeres enlutadas que van detrás. En el espacio vacío intermedio irrumpe el monaguillo separando los espacios exterior e interior. Ciga era un maestro en el juego de contrastes: luces (artificiales y naturales) y sombras con sus fases intermedias y penumbras, exteriores e interiores, masas y vacíos, grupos e individualidades, movimiento y quietud. Entre los grupos de personajes deja huecos estratégicos que permiten la circulación por dentro del cuadro.

Es la luz la protagonista indiscutible, la que marca esa idea de diagonalidad y profundidad. Además, hay un conjunto de perspectivas que, a través de líneas, de luces y sombras, dan credibilidad a un espacio que se nos presenta con visos de absoluta realidad. La luz es a la vez real y simbólica, a veces utilizada de manera violenta, ilumina los rostros creando ese efecto caravaggiesco, pero sobre todo tiene un sentido trascendente, que remarca la fugacidad de la vida y espiritualiza los rostros con ese tono cobrizo que los transforma al estilo de Georges de La Tour. El propio monaguillo porta el farol de viático, que para este rito tenía tres velas, para resaltar la importancia de la luz en tan crucial momento. La llama tratada por Ciga es tan real, que aparece ladeada por el viento que cobra presencia en el lienzo. El cirio así como la argizaiola, son continuación de aquel fuego del rito iniciático en el momento del Bautismo, que ahora acompañará el último viaje. Constituye el elemento simbólico de los dos sacramentos del inicio y del final de la vida. La luz disipadora de las tinieblas de la muerte, era el elemento que garantizaba ese tránsito o viático a la otra vida. Ciga reproduce de manera magistral el ritual en torno a la muerte, que en la cultura vasca, tiene sus propias peculiaridades. Una vez producido el fallecimiento, la luz se colocaba en las tumbas ubicadas en el suelo de la iglesia o jarlekua y más tardíamente en los cajones, fuesas o cestas, sobre los que se ponía la vela enroscada.

Si técnicamente podemos calificarla de sobresaliente, más lo es su significado. Nuestro pintor no se quedó en el virtuosismo técnico, sino que trascendió este, consiguiendo plasmar la emoción religiosa, el profundo recogimiento y el hondo misticismo que refleja la escena, en definitiva, el latir de un pueblo a través de sus gentes.

Viático es un término de origen romano, que en la liturgia católica es la administración de la comunión a los moribundos para que los ayude en su partida de la vida terrenal. La palabra proviene de la raíz latina “via”, o sea senda o camino, y su significado hace referencia a los “preparativos para el viaje que se está por emprender” como son las provisiones alimenticias y pecuniarias que llevaban los romanos cuando iniciaban un viaje.​ Es el último sacramento de este mundo.

Ilustración: Enrique Martínez Cubells, “El viático en la aldea” (1899)

Alguien está enfermo en la aldea próxima. Conscientes de su gravedad los familiares han llamado al sacerdote para que le lleve el Viático.


casi una profecía

27 febrer 2021


Nacerá el día en que los muertos
petrifiquen su ausencia
y no tengamos que llorarlos
por las esquinas de la madrugada.

Autor: Marina Casado

Ilustración de Max Gasparini


l’espurna del silenci

26 febrer 2021


“Mi corazón reposa junto a la fuente fría”

(Federico García Lorca)

Ara
que la nit de foc i disbauxa
s’esvaeix
algú confon encara
la flama amb l’espelma.
Jo sé
que la cendra dels teus llavis
és l’espurna del silenci.

I que els desterrats
mai tornen a casa seva.

Autor: Javier Solé

Del libro de poemas “Latido de cenizas” (ISBN 978-84-1350-949-5)


lo mejor de mí

25 febrer 2021

“La mariposa
ha dejado la tarde
íntima y frágil”

(José Cereijo)

Son mis padres gente extraña
que da sentido sólo
al tiempo que ha vivido.

Yo estoy en desacuerdo.

Lo mejor de mí
está en la vida
que no viví.

Autor: Javier Solé

Del libro de poemas “El exilio interior” (ISBN 978-84-1304-853-6)


golondrina

24 febrer 2021


“Ya ves, mientras yo camino, tú en cambio vuelas
ajena a nuestro malestar.
Ya ves, yo sigo mi vida, mientras tú bates las alas
gritando, alarmada, en algún lugar”

(Josep Brodsky)

“la costumbre del sur, cuando los pájaros
antes que el hielo venga,
van a un clima mejor”

(Emily Dickinson, fragmento del poema “Morir no duele mucho”)

“La vida nos cambia. Antes me preguntaban hacia dónde van los pájaros, ahora me
pregunto de qué huyen”

(Laia Solé)

A Josep Gerona

Llegará el frío, padre.
Y yo abandonaré la aldea.
antes de la segunda helada.

En los campos flamearán carámbanos
Nuestra casa será una tumba.

Los álamos desnudos
esqueletos bajo el cielo
implorando la luz.
Ellos renacerán en marzo.
Yo debo huir ahora.

Invisibles los caminos
el trayecto será incierto.

Anidaré en tierras fértiles.
Tal vez no regresaré jamás.
El reencuentro será la espera.

Mis pupilas albergarán
las flores del almendro
la higuera y dos cerezas.

En las nubes escribiré
poemas para ti.

Autor: Javier Solé

Ilustración de Miles Cleveland Goodwin

Del libro de poemas “Latido de cenizas” (ISBN 978-84-1350-949-5)


la frontera de la nada

23 febrer 2021


El hombre recorre el círculo vacío,
la línea que alberga el silencio.
La nada agranda
la aridez de sus fronteras
y él siente el tormento
de la soledad que crece.
Intenta descubrir
nuevamente la palabra
dar sentido al hueco.
En la línea
el silencio se eterniza.

Autor: Gabriel A. Jacovkis

Del poemario “El labio en la roca”

Fotografía: Bill Brandt, “Bacon on primrose Hill”(1963)


porvenir

22 febrer 2021


Te llaman porvenir
porque no vienes nunca.
Te llaman: porvenir,
y esperan que tú llegues
como un animal manso
a comer en su mano.
Pero tú permaneces
más allá de las horas,
agazapado no se sabe dónde.
… Mañana!
Y mañana será otro día tranquilo
un día como hoy, jueves o martes,
cualquier cosa y no eso
que esperamos aún, todavía, siempre.

Autor: Ángel González

Ilustración: Thomas Couture, “Paisaje cerca del mar” (1876)


marina con una boya (Eliseo Meifrén y Roig, 1925)

21 febrer 2021


El tema de esta obra será uno de los favoritos de Eliseo Meifrén, una marina pintada con un peculiar punto de vista ya que está pintada desde el mar. En primer plano aparece una boya roja que centra la atención del cuadro, flotando sobre un mar de color azul claro en calma, alrededor de la cual revolotean varias gaviotas que confieren movimiento al paisaje.

Eliseo Meifrén (1858-1940), pintor español paisajista y marinista, es considerado uno de los primeros introductores del movimiento impresionista en Cataluña. Fue miembro del grupo pictórico de Sitges.

Este cuadro, “Veleros”, es un buen ejemplo, por su sencilla composición y la exquisita contención de color, de la gran maestría de Eliseu Meifrèn como creador de marinas, el género en el que triunfará desde joven y al que continuará dedicándose siempre. Pocos pintores han llegado a saber expresar el encanto del mar y del cielo con la perfección con que lo hace Meifrèn y si en ocasiones se le ha criticado por su enorme producción y por la repetición de temas, ha de reconocerse que muchísimas veces -como ésta- alcanza un magnífico resultado.

Casi exactamente la mitad superior del cuadro la ocupa el cielo y el resto, el mar. A la derecha, al fondo, una ciudad o puerto importante del que únicamente destacan unas chimeneas y sus delgadas columnas de humo. En el centro dos veleros vistos de popa navegan con las velas abiertas y tras ellos dos gaviotas vuelan a ras de agua, siguiendo la pequeña estela del velero más próximo. Tanto el agua como el cielo tienen un color muy semejante, con matices de azul pálido y gris; apenas tiene el cuadro más color porque el sol está ya escondido tras la larga barrera de nubes sobre el horizonte. Es la hora de un atardecer tranquilo, casi sin brisa ni olas: por eso cuelgan sin fuerza las velas y ambas barcas avanzan sin fuerza.


Paisaje nocturno (1890) es una de las obras en las que la destreza pictórica de Meifrèn se despliega de forma generosa. El dominio del dibujo, de los juegos de luz y de sombra, y la agilidad de la pincelada que caracterizan la obra, manifiestan perfectamente la madurez de su trayectoria estilística.

En la obra los tonos azules, grises y plata adoptan infinitas variaciones cromáticas, la luz de la luna otorga a cada uno de los elementos representados su reflejo especifico.

La rica variedad de reflejos del río, las diferentes tonalidades grisáceas de las sombras del bosque o la propagación cromática que despliega la propia luna en el cielo dotan a la obra de un magnetismo realista en una representación de la naturaleza deudora del romanticismo.


El Puerto de Barcelona (1889) pertenece al período de la carrera de Meifrèn que se caracteriza por un Realismo minucioso, distante todavía del lmpresionismo final que más adelante iba a adoptar hasta el término de su carrera.


desgobierno

20 febrer 2021


“la edad nos instruye en la tristeza”

(J.M. Micó, fragmento de “La sangre de los fósiles”)

Repaso los últimos años.
de mi vida
Sólo Muerte y desolación.
En el confín del futuro
más ruinas.

Autor: Javier Solé

Ilustración: Joan Llimona, “Desferres” (1919)

Del libro de poemas “El exilio interior” (ISBN 978-84-1304-853-6)


arde el mar

19 febrer 2021

Oh ser un capitán de quince años
viejo lobo marino las velas desplegadas
las sirenas de los puertos y el hollín y el silencio en las barcazas
las pipas humeantes de los armadores pintados al óleo
las huelgas de los cargadores las grúas paradas ante el
cielo de zinc
los tiroteos nocturnos en la dársena fogonazos un cuerpo
en las aguas con sordo estampido
el humo en los cafetines
Dick Tracy los cristales empañados la música zíngara
los relatos de pulpos serpientes y ballenas
de oro enterrado y de filibusteros
Un mascarón de proa el viejo dios Neptuno
Una dama en las Antillas ríe y agita el abanico de nácar
bajo los cocoteros

 

Autor: Pere Gimferrer

 

Ilustración: Eliseo Meifrén y Roig, “Epílogo”