Duelo a garrotazos (Goya, 1822)

29 Juny 2013

“Los mismos perros que pelean por un hueso, cuando no lo tienen juegan juntos” (S. Butler)

Dos hombres que luchan a bastonazos. Enterrados hasta las rodillas, no pueden escapar; tampoco está muy claro si el que sobreviva de los dos podrá liberarse. Ningún espectador, ningún sentido: un enfrentamiento absurdo en un paisaje árido.

Duelo a garrotazos es la más popular de las Pinturas Negras realizadas por Goya para decorar las salas principales de la Quinta del Sordo, donde vivió, desde 1819 hasta 1824.

Esta pintura ha sido vista desde su creación como la lucha fratricida entre españoles; en época de Goya las posiciones enfrentadas eran las de liberales y absolutistas; el cuadro prefigura la lucha entre las Dos Españas que se prolonga en el siglo XIX entre progresistas y moderados, y en general en las posturas antagónicas que desembocaron en la Guerra Civil.

La composición está descentrada, pues los duelistas aparecen a la izquierda del cuadro, dejando un amplio paisaje de suaves lomas ocres y rojizas a la derecha. Este desequilibrio en la composición contraviene los cánones academicistas y neoclásicos.

Los duelos a muerte, a bastonazos, estaban permitidos en diversas zonas de la península pero nada parece justificar la violencia fracticida e inútil que ejercen el uno contra el otro.

A finales del 2010, sin embargo, la investigación realizada por Carlos Foradada, pintor y profesor de Historia del Arte, reveló que Goya pintó a los duelistas sobre un suelo de hierba, no enterrados en el barro. Los estudios radiográficos descubren que fue una deficiente técnica de arranque de los muros de la Quinta del Sordo la que originó grandes pérdidas de superficie pictórica y la eliminación de las piernas por debajo de las rodillas. Una posterior restauración crearía el lodo para disimular esta falta. El remedio, a mi entender, mejora la obra originaria.

James Ensor - esqueletos disputándose un arenque ahumado (1891)En 1891 el pintor belga James Ensor retrata con crudeza una encarnizada lucha entre humanos que perdura más allá de la vida. En “Dos esqueletos disputándose un arenque” el carnaval siniestro de esqueletos da paso a una extravagante y agónica pelea en el más genuino esperpento.


Tempesta

28 Juny 2013

hombre bajo la lluvia
Puc sobreviure amb poca cosa, i ara,
quan preveig que l’oratge portarà
perfums tal volta torbadors, m’aclofo
per oferir un xic més de resistència.
Del desamor que em ronda, algú, llunyà
com l’ull remot del temps, se n’aprofita
per inventar-se un amor fet a mida.
És bo complaure, i és cansat. Tants límits
per transgredir agosten les paraules.
Trec el cap al carrer i ningú m’hi espera.
Ara passa més gent pel pont i em sembla
que tots estan molt més atrafegats
que anys endarrera. Fa molt temps que trona
pel cantó de ponent, però el gran xàfec
no arriba mai. Tancaré amb pany i clau
el calaix dels projectes. Tant se val
que em comparteixi amb mi mateix per si
no hi ha esperança, ni retorn, ni ruta.

Autor: Miquel Martí Pol


Souvenirs

27 Juny 2013

dados

Pequeños elefantes de ébano
estilográficas, donquijotes,
estuches, pitilleras…;
ahí,
desperdigados
por los anaqueles.
Pueden pasar
incluso años
sin que repares en su presencia;
no importa,
una simple mirada,
y algo de entonces
vuelve.

Autor: Karmelo Iribarren

 


Es inútil buscarlo…

26 Juny 2013

Joseph Lorusso - ladies man

Es inútil buscarlo. Cuando
menos lo esperas, aparece
en un bar. Y ya nada es
igual en adelante. Un día
tocas los dinteles de la gloria,
y al día siguiente te rompe
el corazón. O no. O quizás
tienes suerte, y sólo
acabas harto de la felicidad.

Autor: Karmelo Iribarren

Ilustración de Joseph Lorusso


gloria efímera

25 Juny 2013

David - la consagración de Napoleón (1808)
Ayer me vi
en una monumental
“Historia de la literatura española”.

Aparecía en una nota
al pie,
minúscula,
en cursiva,
como atravesando la página…

Tendré que mirar mañana
-me dije-,
lo mismo ya no estoy.

Autor: Karmelo C. Iribarren

Ilustración: David, “la consagración de Napoleón” (1808)


Retrato de madame Merill (Delville, 1892)

23 Juny 2013

Delville - retrato de madame Merill (1892)
Este cuadro ha sido en ocasiones considerado la Mona Lisa de 1890. Es conocido también con el nombre de “La Mysteriosa”.

En él, Jean Delville retrata a una joven mujer como un médium en estado de trance, de pálida tez y con los ojos desviados mirando hacia arriba. Su cabello radiante, rojizo, de un tono más bien anaranjado, se combina bien con la fluida luz de su aura.

Los colores cálidos que rodean la cabeza de Madame Merill, parecen hacer referencia a los fulgores terrenales de la pasión y la sensualidad. Por otro lado, en el libro donde ella apoya su barbilla, y el cual sostiene con unas manos casi espectrales, se puede apreciar un triángulo escaleno con la punta hacia arriba. Esto representa la idea de Delville del perfecto conocimiento humano, el cual es posible alcanzar (como lo menciona en su libro “Diálogos entre Nosotros”) a través de la Magia, la Kabbalah y el hermetismo.

Como lo han señalado numerosos autores, su pintura demuestra claras referencias al ocultismo y a la sabiduría secreta. Esoterismo que recorre Europa y se incrusta en el Simbolismo.


Cosas que no tendremos

22 Juny 2013

Cosas que no tendremos:

Las mañanas de abril largas de amor y sueño.
Las tardes de noviembre con lluvia interminable.
Las noches del verano tercamente estrelladas.
Todas las madrugadas dulcísimas de otoño.

Cosas que me he perdido:

No sabré del sabor de tu boca dormida.
No acunaré a tus hijos. No beberé tu vino.
No lloraré contigo viendo ningún ocaso.
No me amanecerá tu vientre entre las sábanas.

Tengo todo un tesoro de lagunas y ausencias,
un muestrario completo de páginas en blanco.

Autor: Josefa Parra

Ilustración de Lauri Blank


Tristeza (Van Gogh, 1882)

20 Juny 2013

Van Gogh - Tristeza (1882)

“Nunca pensé que en la felicidad hubiera tanta tristeza”
(Mario Benedetti)

En “Tristeza” se nos presenta en medio del camino una mujer abatida que oculta su rostro entre las piernas y solloza. Su aspecto descuidado está captado a la perfección; los pechos caídos, el estómago abultado, la cabellera desarreglada.

No es difícil encontrar más de una explicación para su desconsolada amargura pero aunque podamos imaginar las razones de sus lágrimas la duda que nos invade es ¿quién es esta mujer?

“Este invierno me encontré una mujer embarazada que tenía que hacer la calle para ganar su pan, ya sabes cómo. La tomé como modelo, y he trabajado con ella todo el invierno… he podido protegerla a ella y a su hija del hambre y del frío compartiendo con ellos mi propio pan.”

En La Haya, en 1882, Van Gogh conoce a Christina Clasina María Hoornik, llamada familiarmente Sien, una prostituta que se encontraba embarazada y era madre de una niña de cinco años. Ella tenía 32 años y Vincent 29.

Lo que empezó siendo un acto caritativo toma posteriormente otros derroteros. Eran dos seres solitarios y desgraciados que se encuentran y se prestan mutuamente el calor humano que necesitan, y en un autoengaño, más o menos consciente en Vincent, desean creer que se aman.

Esta nueva relación de Vincent le proporciona sentimientos encontrados. Por una parte le proporciona paz, ya que Sien es capaz de calmarle cuando está preocupado, y también le sirve de modelo, con lo que su formación pictórica avanza grandemente, pero, al mismo tiempo, es fuente de problemas. Se acentúan las dificultades económicas pues con sus ingresos, insuficientes para sí mismo, tiene que mantener a tres personas más.

Se dice que cuando el hambre entra por la puerta, el amor salta por la ventana; el mal carácter de la mujer junto a las presiones de la familia de Van Gogh fuerzan la ruptura. La relación con Sien había durado sólo veinte meses y fue la única experiencia que tuvo Van Gogh de tener algo parecido a una familia propia.
Van Gogh - hombre viejo afligido (1882)

El mismo año Van Gogh elabora en “hombre viejo afligido” un retrato en primer plano de un anciano en idéntica postura; el rostro cubierto por las manos, el cuerpo inclinado. Pero el grabado no transmite el mismo intenso desamparo que el de la mujer.

Van Gogh realiza distintas versiones del mismo tema y en 1890 con “anciano afligido” la riqueza cromática del cuadro despierta mayor inquietud que los tonos oscuros del primigenio. La primera versión era toscamente triste, la segunda es brutalmente melancólica. La chimenea es un acierto: hace referencia al refugio del hogar y otorga una fría calidez. La silla, la distribución de los tablones del suelo que transmiten desasosiego y un fondo limpio pero desnudo. Y una figura emergente, el cuerpo roto.

Van Gogh - anciano afligido (1890)


La misma luna, distintas miradas

19 Juny 2013

Christian Schloe - 01
La noche cae rendida
cansada del lugar
que no ocupas en mi vida.
Tu allí…yo aquí…
miramos la misma luna
con diferentes perspectivas.
Cierro los ojos, respiro…
se me evoca tu mirada solitaria
soñando como yo, en tu ventana.
Tu sombra se resiste a abandonarme
y corona mis insomnios con tu imagen.
Mi mente te sueña desnudo
y desea viajarte sin escalas,
por pequeñas calles desoladas.
¡¡Ven!!, habita mi cuerpo,
avanza a tientas
e interpreta con tu tacto
mi piel desierta.
Vacía mi garganta de gemidos,
gritos salvajes de silencios gozosos.
Sigue el vaivén de mi cintura,
átame a tu locura,
tortura mi cuerpo con tu ternura.
Sostén tu ansia irrefrenable,
inunda de pasión febril mi sexo,
retuérceme en el éxtasis del delirio,
Asómate al abismo de mi alma,
apaga mi arrebato con tus besos
y déjame en calma.
Enfréntate a mi,
y convierte tu lengua
en el bálsamo de mis heridas.

Autor: Jessica Murillo Ávila

Fuente original:

http://semesubenloscolores.wordpress.com/2013/06/09/la-misma-luna-distintas-miradas/#more-461

Ilustración de Christian Schloe


Claro

18 Juny 2013

Lucien Freud - Interior in Paddington (1951)

Me miro en una foto
de cuando tenía veinte años,
y no me reconozco.
“No puede ser -me digo-
que ese inocente con cara
de pan ázimo, sea yo.
Qué ha hecho de mí, la vida”.
Y me sirvo otro trago.
Y luego otro. Y otro.
Y empiezo a verlo todo
muchísimo más claro.

Autor: Karmelo Iribarren

Ilustración: Lucien Freud, “Interior in Paddington” (1951)