de donde venimos, quienes somos y hacia donde vamos (Paul Gauguin, 1897)

13 Mai 2024

¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos? 

Las tres preguntas son las típicas que un tahitiano, curioso y hospitalario, hace a un extraño que se encuentra por el camino: ¿quién eres? ((o vai ´oe?), ¿De dónde vienes? (nohea roa mai ´oe?), ¿Dónde vas? (te haere ´oe hea?). Seguramente a Gauguin le habían hecho a menudo estas tres preguntas, que las transforma en la primera personal del plural y hace una alegoría de la vida.

​En 1897 Gauguin vivió sucesivamente en un estado de euforia y de depresión. Se encontraba enfermo, sin dinero, decepcionado de los amigos de París que no lo ayudaban y enfrentado con las autoridades coloniales. En la primavera de 1897 recibió la noticia de la muerte de su hija Aline, de diecinueve años, de quien tenía esperanzas con su talento artístico. Su salud empeoró con una infección en los ojos y una crisis cardíaca. Anunció una decisión drásticamente junto señal: si el próximo barco no traía buenas noticias, de su marchante o de sus amigos, se suicidaría. Antes, sin embargo, durante un mes pintó el gran cuadro que tenía pensado. Tenía que ser la culminación de su vida artística y su legado. Una vez acabado se subió a la montaña y se tomó una sobredosis de arsénico que el médico le había recetado para el eccema. La dosis era tan grande que la vomitó y sobrevivió. La curiosidad por ver las reacciones de su cuadro le ayudó a recuperarse.

La escena es un paisaje tropical lleno de mujeres y niños tahitianos, cada uno de ellos en una actividad diferente y simbólica. A la derecha, un bebé duerme en el suelo rodeado de tres chicas sentadas y un perro. Al fondo, se encuentran dos personajes con túnica y abrazados, caminan mientras hablan y una figura sentada en el suelo los mira en una posición simiesca rascándose la cabeza. En el centro, una figura andrógina coge una fruta. A sus pies, un niño come otra fruta rodeado de gatos y una cabra. Al fondo en la izquierda hay una estatua oriental con los brazos levantados con una mujer a su lado y un embrión humano en el otro. Finalmente, a la izquierda, hay una mujer apoyada sobre su brazo, una vieja sentada en posición fetal tapándose la cara, y un pájaro blanco con una lagartija entre las patas.

Para Gauguin este cuadro debe ser leído de derecha a izquierda ya que nos explica que consiste en un escenario de la vida y la actividad humana desde el nacimiento hasta la muerte.

Con un formato llamativamente horizontal, el lienzo sigue una evolución cronológica inversa, comenzando en su extremo izquierdo con la desoladora figura de una momia que, en posición fetal, tapa sus oídos como intentando mantenerse ajena a toda la escena; mientras que en el extremo izquierdo, un bebé, símbolo de la inocencia y la vida, es cuidado por tres jóvenes tahitianas. En el centro, la figura del hombre que coge un fruto simboliza la tentación y caída del hombre. Estructurando el cuadro en un sentido cronológico inverso, Gauguin parece señalar lo primitivo, lo inocente, como único camino a seguir por el artista.

Este cuadro en su descripción de las tres interrogantes planteadas, podemos decir que: ¿De dónde venimos? Nos explica que el origen de la vida empieza con el bebé como símbolo de la inocencia y la existencia, y las jóvenes muchachas en cuclillas representan la vida en común, y un perro doméstico que simboliza la esperanza y la custodia al nuevo ser, encontramos también dos figuras tristes. En ¿Quiénes somos?  Aquí lo representa como el jardín del Edén, que es el mundo de los adultos donde una mujer coge el fruto prohibido, símbolo del pecado de Eva, a sus pies un niño come otra fruta rodeado de gatos y una cabra, también teniendo a su izquierda dos personas meditan sobre la vida, y a su derecha un ídolo. ¿Adónde vamos? Nos conduce a la muerte, la mujer apoyada sobre un brazo es Eva tahitiana. La mujer vieja, próxima a la muerte, se tapa los oídos para no escuchar la tentación del pecado, le acompaña a sus pies un pájaro blanco extraño con una lagartija entre las garras, donde puede ser interpretada como la muerte o la reencarnación.

Todo el cuadro viene dominado por con colores sombríos, con un paisaje de gama fría y los personajes desnudos con un intenso color naranja.

 El artista usa verdes y azules cercanos para la naturaleza en contraste con el amarillo dorado de los cuerpos. De hecho, el color no solo tenía una función sensual y decorativa, sino que también se usaba para sugerir y expresar emociones.

Y siempre representa con un contraste de azul y verde con amarillo, el paisaje de Tahití. Un paisaje natural hecho de ramas y árboles con formas curvas no cuadradas. Un paisaje que da una sensación de serenidad y armonía a toda la composición.

Los detalles de la obra:

El bebe dormido: El niño de la derecha representa el punto de partida de la representación, la primera etapa del ciclo de la vida. El niño está rodeado por un grupo de tres mujeres y está perfectamente representado desde el punto de vista de la perspectiva de la convención.

La mujer de atrás que escucha: En el centro de la obra se exaltan dos figuras. Una de ellas es una mujer sentada desde atrás que parece meterse la mano en el pelo mientras escucha con atención. Atrae nuestra atención porque está sentado desde atrás y su espalda está iluminada por la luz de color claro que Gauguin ha elegido aplicar en su lienzo para representar su piel.

La joven que recoge frutos: En el centro de la obra, una joven se levanta para recoger fruta y llena toda la composición en altura. Podría ser un símbolo dentro del ciclo de vida de los placeres de la juventud. está en el centro porque representa el momento central de nuestra vida, el más exuberante y rico en frutas.

La niña con la fruta: En la parte inferior de su izquierda, sentada y pensativa, hay otra niña sosteniendo una de las frutas. Ella está comiendo un mango y está rodeada por dos gatos blancos.

La escultura de la divinidad: La presencia de esculturas y deidades tahitianas en las obras de Gauguin de este período es generalizada. La figura de un ídolo (Hina, la diosa de la Luna) muestra el aspecto espiritual y religioso y aunque dicha estatua no existe en Tahití, está inspirada en los ídolos hindúes.

La anciana y el pájaro: Sentada en el extremo izquierdo se encuentra una anciana de piel más oscura. Junto a ella hay una joven bella y sensual. La anciana está agachada, quizás esté esperando el final de su vida. Y junto a ella un pájaro blanco para simbolizar ese momento desconocido para todos nosotros desde la transición de la vida a la muerte.