naturaleza muerta con Biblia (Van Gogh, 1885)

El cuadro fue realizado en Nuenen, donde vivió Van Gogh con sus padres desde 1883 hasta 1885. El padre era pastor protestante y se le había encomendado la parroquia de la localidad y el propio artista había tenido una época de intenso fervor religioso. Vincent había asistido después a una escuela de evangelización y se había trasladado a la desolada región del Borinage para predicar a los mineros. Había acometido el empeño con tan fanático celo que no le confirmaron el cargo. Siguió un período de fuerte crisis, al término del cual Van Gogh se había decidido por la profesión artística. Su actitud hacia la Iglesia se había resentido de todo ello y en diversas cartas se trasluce su desdén hacia la hipocresía de muchos de sus representantes. Las relaciones con su padre se habían deteriorado aún más, pero cuando éste murió de repente, en marzo de 1885, Vincent sufrió una profunda conmoción. La Naturaleza muerta con Biblia y candelabro fue pintada un mes después de este triste episodio y deja ver el estado de ánimo del pintor.

La imagen muestra dos libros situados sobre una mesa cubierta por un paño. Estos libros son la Biblia, de tamaño grande, que ocupa la parte central de la mesa y se muestra abierta en el libro de Isaías; y el libro La alegría de vivir del escritor francés Émile Zola, que se muestra cerrado al borde de la mesa y de menor tamaño. También se puede ver una vela apagada junto a la Biblia.

Este es el gran contraste que presenta el cuadro: un libro religioso, de ideas antiguas y temática transcendental al lado de un libro de ideas modernas, con una óptica laica y realista. Pero más allá de eso lo que se ve a simple vista es la contraposición de un libro grande, abierto, bien conservado, situado en medio de la mesa y de apariencia majestuosa al lado de un libro pequeño y cerrado, destartalado y simple.

Por otra parte, la vela apagada podría simbolizar la extinción, tanto la de la vida de su padre, como la de su esperanza. ​

En apariencia, es el típico bodegón de vanitas, heredado del barroco, que nos recuerda que los placeres y el conocimiento terreno son simples vanidades, puesto que somos mortales. Sin embargo, el sentido que quiso darle el artista es bien distinto. Este cuadro es la forma que tiene Van Gogh de reaccionar contra su pasado religioso y dar la bienvenida a una nueva vida, alejada de la influencia paterna y llena de potenciales descubrimientos. Para Van Gogh, en esta época, la verdad ya no se encontraba en la Biblia.

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