retrato de pére Tanguy (Van Gogh, 1887)

19 Desembre 2023

Julien François Tanguy (1825-1894) era uno de los personajes emblemáticos entre los pintores que vivían en París. Regentaba una pequeña tienda de artículos de dibujo y pintura en Montmartre, suministrando material habitualmente a los artistas. Su actitud jovial y entusiasmo por el arte y los artistas hicieron de su tienda una de las más favorecidas en París, y fue apodado Père (“Padre”) Tanguy.

Retrato de Père Tanguy es una de sus tres pinturas retratando a Julien Tanguy. Los tres trabajos muestran la progresión en el estilo artístico de Van Gogh después de su llegada a París. El primero es sombrío, y tiene una composición sencilla. El segundo introduce las impresiones japonesas propiedad de Van Gogh. El último y más adelantado en estilo, integra el elemento japonés, entonces una fuerte influencia en la comunidad artística parisina de vanguardia, con habilidad y color impresionista.

El hombre aparece sentado, con sombrero y chaqueta abotonada; las manos grandes, toscas, unidas sobre el regazo; tiene el rostro serio y la mirada un poco desconcertada. El artista no ha idealizado al anciano combatiente; se ha centrado en la realidad psicológica del hombre, cuya expresión deja traslucir la bondad de su carácter. Van Gogh nos ofrece una imagen contemplativa, pero su estilo es todavía un tanto vacilante, no totalmente consolidado, a pesar de que está ya abandonando la pincelada impresionista por una factura más enérgica y penetrante, encaminada a restituir una imagen cargada de emotividad.

Esta afición por lo oriental provoca que Van Gogh sitúe tras su bonachona figura un buen número de estampas, dando la impresión de ser el propio Tanguy una estampa más. Los vivos colores han aparecido con fuerza, haciendo olvidar las tonalidades oscuras de la etapa de Nuenen. Se aprecia muy claramente el contorno simple y vigoroso de la figura, algo. Por otra parte, recubre todo el fondo del retrato con estampas japonesas.

La influencia de estas estampas llegó a prácticamente todos los artistas de finales del siglo XIX, y sin duda es uno de los factores más importantes para comprender la irremediable caída de las formas más académicas, en favor de nuevos puntos de vista que hicieron que aparecieran composiciones hasta entonces inéditas o tratamientos de color nunca vistos.

Resulta curioso la presencia de la estampa del monte Fuji sobre su cabeza, como simbolizando la bonanza del retratado hacia los pintores, igual que el Fuji hacia el Japón.

La atracción hacia la estampa japonesa provocó que Van Gogh describiera esta muchacha como “una chica japonesa de 12 ó 14 años a lo provenzal”. El cuadro representa a una joven de Arles a la que el artista daba el nombre de La Mousmé, un personaje de la novela de Pierre Loti titulada Madame Chrysanthéme.

La Mousmé sentada (1888)  se organiza a la manera tradicional, con la modelo posando ante un fondo monocromo, que el artista realiza mediante breves y espesos trazos de pincel que se cruzan en ángulo recto, simulando la estructura de un tejido. La muchacha aparece de tres cuartos y su figura atraviesa en diagonal la superficie pictórica. Vuelve hacia el artista la mirada pensativa, titubeante, y en la mano tiene un ramo de flores de almendro o de melocotonero, uno de los temas que Vincent había pintado en mil versiones. Su vestimenta se convierte para el artista en un pretexto para un juego decorativo, con la larga fila de botones rojos del corpiño de listas verticales, que prolonga la gran nube de grandes pois de la falda, que parecen flotar sobre la masa oscura.

El uso de Van Gogh del color pretende ser simbólico. Tonos complementarios azules y naranjas destacan contra un fondo primaveral verdoso. El atuendo de La Mousmé es una mezcla de moderno y tradicional. La ropa es ciertamente moderna. Los colores brillantes de la falda y chaqueta son de la región del sur de Arlés La silla oscura, con sus formas curvas y aéreas, rodea a la figura, trazando arcos ornamentales ante el fondo pálido y cerrando por lo demás el espacio vacío de la derecha.